La Habana- La 23 Caravana de Pastores por la Paz arribará a Cuba el 21 de julio, después de recorrer 80 ciudades estadounidenses para reunir ayuda humanitaria dirigida a la isla caribeña.
Otros propósitos de la acción, expresó, son reclamar el derecho de los estadounidenses a viajar a la isla, la devolución de la base naval de Guantánamo, la eliminación de Cuba de las listas espurias elaboradas en Washington y la liberación de los cinco antiterroristas cubanos condenados en esa nación.
La delegación, integrada por 60 caravanistas de Estados Unidos, Canadá, México, Alemania y Reino Unido, permanecerá en Cuba hasta el 31 de julio para cumplir una agenda que incluye un homenaje al reverendo Walker, fallecido el 7 de septiembre de 2010.
Asimismo, los activistas recibirán varios talleres sobre temas como la actualización del modelo económico y la importancia del desarrollo sostenible, a la vez que compartirán con estudiantes de la Escuela Latinoamericana de Medicina.
También recorrerán centros de interés histórico y cultural, y visitarán otras provincias cubanas como Matanzas, Villa Clara y Sancti Spíritus.
Para la pastora cubana Estela Hernández, uno de los valores más altos del proyecto radica en el apoyo que el pueblo de la nación caribeña recibe por parte de los propios habitantes de Estados Unidos, en actos que van más allá de razones políticas, por ser muestras de amor.
Nos conmueve mucho, apuntó, pensar que esas personas atraviesan el país corriendo riesgos y haciendo sacrificios para compartir lo que tienen, pues en la mayoría de los casos se trata de gente pobre movida por fuertes sentimientos de solidaridad.
En la caravana llegan los bienes más variados, desde ómnibus y equipos médicos hasta implementos deportivos, materiales escolares, artículos para la enseñanza artística, entre muchos otros, pero lo fundamental es el gesto que entraña, consideró.
Este lunes, un cargamento humanitario procedente de Canadá inició su avance por territorio estadounidense tras permanecer bloqueado de forma arbitraria por las autoridades de Washington en el cruce limítrofe de White Rock- Blaine, en la costa noroeste de Estados Unidos.
Los caravanistas acamparon frente a la frontera en señal de protesta hasta que recibieron el permiso incondicional para pasar el convoy, consistente en sillas de ruedas, implementos educativos y deportivos donados por varias ciudades y comunidades de la provincia de Columbia Británica, de Canadá.