Insta FAO a transformar sistema alimentario para enfrentar el hambre

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La Habana, 5 sep (PL) La transformación del sistema alimentario en más sostenible, justo y equitativo es la mejor forma de enfrentar tanto el hambre como la malnutrición, considero hoy la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Representa también la mejor forma para alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y lograr que ningún hombre, mujer, niño o niña sufra hambre ni obesidad en 2030, agregó el Oficial de Seguridad Alimentaria de la FAO para América Latina y el Caribe, Ricardo Rapallo, en un artículo divulgado este martes por la Oficina de ese organismo en La Habana.

Según el experto, erradicar el hambre y encarar todas las formas de malnutrición antes de esa fecha en esta región incluye a 120 millones de personas que viven con obesidad, además de seis millones de niños con baja talla para su edad y otros cuatro millones con sobrepeso.

El número de personas que sufre hambre supera a la población conjunta de Ecuador y Chile, señaló el experto para ilustrar acerca de la dimensión de ese flagelo en el área.

Existe una causa que subyace en todos estos fenómenos: la mala alimentación, ya sea por comer poco, mucho, o mal, comentó el oficial de la FAO.

Al respecto apuntó que ese factor común explica, en parte, el hecho que siga existiendo hambre y malnutrición en una región como Latinoamérica y el Caribe, rica en recursos naturales y biodiversidad, y gran exportadora y productora de agroalimentos.

A juicio de Rapallo, en las últimas décadas la zona ha visto enormes cambios en sus patrones nutritivos, fruto de transformaciones sociales, económicas y demográficas.

Hoy el 80 por ciento de la población regional, precisó, vive en áreas urbanas, sus hábitos son mayoritariamente sedentarios, y las dietas tradicionales, paulatinamente reemplazadas por un consumo cada vez mayor de productos ultra procesados con alto contenido de sal, azúcar y grasas.

Observó al respecto que actualmente las familias latinoamericanas y caribeñas tienen menos tiempo para comprar alimentos de temporada, y cocinarlos según recetas basadas en productos más sanos.

El escenario es peor para los más pobres, cuyos ingresos muchas veces sólo alcanzan para comprar alimentos poco nutritivos, los cuales suelen ser más baratos.

La población vulnerable, con ingresos más bajos, trabajos precarios y menor acceso a servicios básicos de educación y salud, desarrolla consiguientemente estilos de vida poco saludables.

Rapallo, por último, significó la importancia de fortalecer el comercio intrarregional de alimentos, el cual permitirá rescatar los productos tradicionales de los países y promover un abasto estable.

oda/rs