Populismos que meten miedo

Política

Ojo, cuidado, los populismos pueden hacerle daño al país. Si así fuera la propaganda, entonces la vida sería más fácil, pues nos podríamos fiar de algunos anuncios y no de otros. Pero lo cierto es que no vemos como se organizan los populismos. De mi parte se montan en pánicos morales, en consentimientos colectivos, en la mayoría durmiente, en fin en gente de carne y hueso que deciden sumarse al discurso del gobernante de turno y asumen lo que éste o ésta dice, sin cuestionarle mucho. Los populismos, como propaganda de estado o de aquellos aspirantes al estado, es terrible.

Puerto Rico transita en este verano, por una ola de populismo que es difícil de entender: ante la llamada ola criminal, estadísticamente inexistente pero mediáticamente construida, los políticos se erigen para justiciar más represión, más control de la libertad del individuo, y sobre todo para reducir los derechos civiles de la ciudadanía. Es algo que no se debe tolerar, pero que pasa.

En el caso particular de Puerto Rico no sólo se ha convocado a un referéndum para reducir derechos existentes de la población, como lo son el derecho absoluto de la fianza y modificar la asamblea legislativa. Pero en adición a esto estamos ante la posibilidad que en cualquier momento el gobernador Luis Fortuño firme un proyecto de ley que promociona un nuevo Código Penal, el cual entre otros delitos prohíbe cualquier manifestación pacífica o no, que interfiera con las tareas legislativas. De igual forma se prohíbe el derecho a la huelga de los estudiantes en el sistema superior de enseñanza. De esto pasar, estaríamos entrando de facto y de jure a un tipo de estado autoritario donde se nos privan nuestros derechos constitucionales básicos.

Toda esta experiencia se va montando sobre el discurso populista de que se toman estas medidas por el bien de la población. Esto es terrible. Pero igual de terrible es el discurso aceptado por la población que permite y autoriza de facto, las medidas represivas que toma el estado.