Bisté encebollado

Fogón Caribeño
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Recuerdo el rico bisté encebollado que preparaba mi papá. A mi papá le gustaba cocinar, lo hacía muy bien y con dedicación. Su cocina era un proceso creativo que comenzaba cuando seleccionaba la carne en la carnicería del pueblo. Prefería que la carne fuera del país. Solicitaba ver la carne, preguntaba de donde era la carne y de qué parte de la vaca procedía. Solicitaba que se la machacaran y lo envolvieran. Según él esto hacia la diferencia entre un bisté y otro.

 

Cuando llegaba a la casa, buscaba un envase para meter los bistés, le echaba vinagre, aceite de oliva, ajo, cebolla, y dos cucharadas del condimento hecho por mami del huerto de la casa. Cerraba el envase, procedía a menearlo y lo metía en la nevera para prepararlo al siguiente día. Cuando abría el envase el olor era tan rico que casi se podía comer crudo.

En un sartén caliente le pasaba mantequilla, tiraba los bistés y todo lo que contenía envase. Después era solo vuelta y vuelta. Los ricos aromas de la carne se impregnaban en toda la casa y todos queríamos que nos sirviera rápidamente. Lo servia con arroz y habichuelas. A mi me gustaba cuando lo servían con papas frescas, picaditas en la casa y fritas en aceite vegetal. Para beber un jugo de parcha bien frío. ¡Buen provecho!