Ahora bien, una vez comenzó la película, donde Johnson personifica a Will Sawyer, un antiguo miembro del FBI de operaciones especiales, mi insatisfacción comenzó a aflorar. Pues la película, su producción y guion realizados por Thurber, estaban dirigidas única y exclusivamente a verlo a él triunfar, rayando muchas veces en lo ridículo.
Fui al cine buscando el éxito taquillero del verano. Pensé que Scyscraper (Dir. Rawson Marshall Thurber, EE. UU., 2018) podría serlo. Sobre todo, que contaba con uno de los actores más seguidos, que más trabaja durante el año, y quien recientemente ha tenido buenos aciertos cinematográficos. Con Dwayne Johnson pensé que estaría todo resuelto.
Pues bien. Casado Will Sawyer con Sarah Sawyer (Neve Campbell) la médico que lo operó luego de un accidente de trabajo al inicio de la película, viven en Hong Kong con sus hijos gemelos. Allí en el edificio más alto del mundo (el cual llega casi a la estratosfera, son víctimas de una trama de las mafias chino-internacionales que operan en dicho territorio. El resto es una trama, como todas difícil de creer, pero de mucha acción.
Contrario a término, Dwayne Johnson cada vez más mejora su actuación y se separa de su pasado de dudosa reputación cuando se hacía llamar The Rock. Ahora es un actor categoría C, pero con gran capacidad de ejecución física. No obstante, en esta ocasión, el guion no le ayudó. Distinto a sus últimas película de acción donde ha entremezclado el humor con la fuerza, en esta se entremezcló el drama con la violencia, y ahí aún no está Johnson. Va a llegar, pero aún no está.
La película es floja. Punto. La ve, si es por ver a Dwayne Johnson hacer nuevas piruetas en el cielo. A su suerte y voluntad. Usted decide verla o no.