Pro Se y fragmentación de los servicios legales

Derechos humanos

altPro Se es la frase en latín que significa por cuenta propia. El derecho a defenderse por derecho propio está definido por el estatuto 28 U.S.C. 1654. Aquel que acude al tribunal sin abogado es considerado litigante Pro Se.

Los empleados de la corte federal no pueden ofrecer ayuda legal, pero sí pueden brindar información sobre los procedimientos legales. El número de casos Pro Se están aumentando en los diferentes estados y en las cortes federales. Las razones son variadas: mejor educación de los demandantes, alto costo de los honorarios legales, renuencia de los abogados a involucrarse en casos que pudieran conllevar represalias de parte de los jueces en casos futuros, la inclusión de litigios noveles o únicos, la creencia incorrecta de los abogados en la inmunidad absoluta de los jueces y la disponibilidad de internet.

Los fundadores de la nación norteamericana creían que la representación por derecho propio era un derecho de la gente libre. El derecho a defenderse Pro Se está permitido en Puerto Rico y en Estados Unidos. La falta de acceso a la justicia ha sido estipulada por jueces y abogados en múltiple artículos y libros al respecto. Los sectores que no tienen acceso a la justicia son básicamente los pobres, los no educados, los ancianos, los confinados, las mujeres y niños maltratados, entre otros. En ocasiones, los pobres pueden conseguir representación legal pero no necesariamente la mejor. El gobierno provee fondos para pagar a los abogados por defender a la población sin recursos económicos, pero la situación económica actual del gobierno ha conllevado a una reducción de esos fondos, agravando las dificultades para tener acceso a la justicia.

Al litigante Pro Se se le permite contratar a un abogado para determinada función durante el juicio. Eso se conoce como fragmentación (unbundling). La fragmentación incluye: abogado en las sombras (shadow counsel) y escritor fantasma (ghostwriting). El abogado en las sombras es el abogado que acompaña al litigante Pro Se durante el juicio. Ese abogado se limitará a aconsejar al Pro Se durante el juicio, pero no intervendrá directamente en el litigio. Tampoco tiene responsabilidad que pueda conllevar la imposición de algún castigo por su comportamiento. El escritor fantasma (ghostwriting) es aquel abogado contratado por el Pro Se para que escriba algún documento o alegato para el juicio. Fragmentación se conoce como una representación discreta o alternativa en lugar de una representación completa. La fragmentación provee un acceso a la justicia, el cliente consigue un abogado rápidamente y a un precio aceptable. El abogado y el cliente acuerdan cuál será su participación en el proceso legal. Aparentemente, lo más significativo de la fragmentación es que el cliente mantiene el control de su caso.

El derecho a representarse Pro Se no es absoluto. La corte tiene el derecho y el deber de determinar si un individuo está capacitado para representarse a sí mismo. Los jueces tienen la responsabilidad de llegar a y adjudicar la verdad, no se trata de ser un árbitro. Una demanda no es un juego en el que la parte con un abogado más astuto es el que gana sin importar los méritos del caso. Se supone que los estados provean defensa gratuita en casos criminales. En el caso Clarence Earl Gideon, acusado de un crimen, éste no tenía dinero para defenderse y acudió al tribunal Pro Se. (Gideon v Wainwright 372 U.S. 335 (1963) Gideon fue encontrado culpable. El hecho de no haberle asignado un abogado fue interpretado como una violación a sus derechos y es entonces que se le asignó un defensor, Abe Fortas, quien más tarde sería juez del Tribunal Supremo Federal. En ese segundo juicio Gideon resultó absuelto. Después de ese caso se intentó que los casos civiles tuvieran ayuda legal gratuita, pero los reveses en otros casos civiles en el Tribunal Supremo y la crisis económica no ha permitido que eso ocurra en Puerto Rico ni en Estados Unidos.

Ante el pobre acceso a la justicia, el Tribunal Supremo de Puerto Rico en el 2015 aprobó el segundo aumento en cinco años a los costos de tramitación de juicios civiles en Puerto Rico. Con ello le hacen un flaco servicio a la población pobre del país cuando se sabe que la pobreza es el factor más importante en la no obtención de una representación legal adecuada.

En la Corte Federal y en los tribunales de justicia de Puerto Rico se permite utilizar el concepto de Pro Se. En la isla existen ocho centros Pro Se para brindar ayuda y orientación a los ciudadanos que deseen representarse por derecho propio en los tribunales.

El Tribunal Supremo de Estados Unidos en el caso Haines v Kerner 404 U.S. 519,520 (1972) indicó que los tribunales deben ser menos rigurosos con los alegatos presentados por litigantes Pro Se que con los documentos redactados por abogados. Los tribunales se supone que sean más indulgentes con los litigantes Pro Se. Se supone que el juez le permita al Pro Se presentar su caso con el menor número de interrupciones. En la novela “To Kill a Mockingbird” hay unas líneas que leen, “Nunca llegarás a conocer a una persona hasta que consideres las cosas desde su punto de vista—hasta que te cubras con su piel y camines alrededor en ella”. El Lcdo. Shon R. Hopwood, dijo en el 2011 cuando era estudiante de leyes: “Te puedo decir que no hay regla legal, guía de ética o preferencia de acción que coloque al litigante Pro Se al mismo nivel que uno que es representado por un abogado”. Otros han indicado que defenderse Pro Se equivale a un suicidio legal.

El escritor fantasma está permitido al presente en los tribunales aunque se recomienda que se indique que el litigante Pro Se obtuvo ayuda de un abogado. La utilización del litigante Pro Se, el abogado en las sombras y el escritor fantasma ayuda a que un mayor número de personas puedan tener acceso a la justicia. Particularmente cuando los abogados no acepten representar a un cliente en un caso novel por temor a que los jueces tomen represalias en su contra en casos futuros. Esa negativa de los abogados implica que los que así piensan creen que los jueces deciden en algunas ocasiones no por lo que es justo sino por prejuicios, personalismos, represalias o venganza. Por tanto, no creen en la profesión que profesan.

Estoy convencido que un profesional médico puede llevar un caso ante un jurado en la Corte Federal sin que posea conocimientos en jurisprudencia o reglas de procedimiento civil. Si se le permite presentar su caso, le ayudan a escoger el jurado y se le permite interrogar a los acusados y a sus peritos entiendo que tiene grandes posibilidades de convencer al jurado para que se haga justicia en su caso. La reserva moral en un caso de esa índole es extraordinario y estoy seguro que triunfará la justicia.