Hoy se cumplen 60 años de la fundación del Estado Libre Asociado (ELA) de Puerto Rico. Mucho tiempo ha pasado, lográndose consolidar ciertos aspectos, y otros quedando aún en el tintero. Para muchos, es aún un estado colonial. Para otros, es el mejor de los mundos posibles. Para los que creen que la anexión total de Puerto Rico a los EE.UU, se trata de un obstáculo o una vía para llegar de forma directa a Washington. Creo que lo importante no es celebrar la fundación del ELA, sino de la carta constitucional que lo acompaña. La misma cumple años un día como hoy, 25 de julio, y es motivo de reflexión.
En particular la Carta de Derechos reconoció desde un principio el valor inalienable de la dignidad humana. Esto sigue siendo un valor supremo tanto en Puerto Rico como en América entera.
Los que la defienden saldrán hoy a celebrar la fiesta emérita. Los que la condenan, continuarán peleando por sus derechos en dirección a alguna resolución del estatus colonial prevaleciente en Puerto Rico. De mi parte, celebro su existencia como un paso intermedio a un Puerto Rico libre y soberano. Ese día llegará, y como ha pasado en tantas transiciones políticas, la constitución prevaleciente, servirá de guía para construir otro Puerto Rico.