LOIZA SABE A NO VIOLENCIA

Justicia Social

En el referéndum del 19 de agosto de 2012, en ambas enmiendas propuestas en torno al derecho absoluto a la fianza y la reforma de la asamblea legislativa, habré de votar, respectivamente, no y no. ¿Qué me queda? Me opongo al sentido común de las voces que hablan a nombre del pueblo, a la prensa y sistemas mediáticos y sobre todo estoy en contra de la posición del gobierno y partidos políticos dominantes del país.

Mientras el problema de la violencia y la criminalidad se defina desde una mirada de clase, que criminalice aún más a la pobreza, a los negros del país, y sobre todo que le provea mayor exclusión a los ya excluidos, toda solución que provenga de esta lógica, sigue siendo parte del problema.

Existen ya hoy en Puerto Rico variantes al discurso y cultura dominante de la “mano dura contra el crimen”. ¿Por qué no las miramos? ¿Por qué nos empecinamos en repetir formulas trilladas (“dile no al crimen”) cuando las mismas no producen soluciones sostenibles ni metodológicamente exitosas?

A lo largo del año 2012 he sido parte de un programa innovador que fue traído a Puerto Rico precisamente por el gobernador de Puerto Rico, Lcdo. Luis Fortuño. Independientemente de las diferencias sociales y políticas que podamos tener, hay que reconocer que el propio gobierno que hoy promueve el referéndum del 19 de agosto, tiene en sus manos un modelo de éxito que contradice a todo discurso y acciones dominantes en cuanto a la violencia y la criminalidad.

La solución a los problemas de la violencia y la criminalidad yace en un modelo alterno que se desarrolla en el municipio más negro y uno de los más marginados y excluidos del país: Loíza. En dicho municipio, desde el año 2011, el gobierno de Puerto Rico promovió un programa alterno llamado Ceasa fire, traído de los güetos de Chicago, e inspirado por las historias de exclusión de los boricuas y afro-americanos de dicha ciudad.

Loíza entre los años 2008 y 2010, se mantuvo entre de los primeros cinco municipios con la incidencia criminal más alta del país. En el 2011, uno de cada tres asesinatos en la región policiaca de Carolina, pasaron en Loíza. Ser negro, pobre y criminal, se estableció como la perspectiva dominante con la cual se miraba a este municipio y su gente.

El proyecto impulsado por la administración de Luis Fortuño, renombrado en Loiza bajo el nombre de “Acuerdo de Paz”, ha logrado al día de hoy haber vivido sobre 110 días sin una muerte violenta en dicho municipio. Este proyecto se logra con la inclusión de colaboradores, cuyo perfil de vida en muchos casos está asociado con pasados violentos y de exclusión. Este modelo no se sustenta con la colaboración directa o indirecta de la Policía; por el contrario, es un proyecto que pasa a la distancia de las fuerzas de seguridad. Lo mejor de todo es que este proyecto no cree en la “mano dura contra el crimen”. Es un proyecto que cree en los diálogos de inclusión y transformación de los patrones culturales.

Es un proyecto exitoso: hoy se ha cambiado el patrón de la violencia y la muerte en Loíza. En Loíza no hay marchas contra la violencia. En Loíza no hay cámaras ni más policías. En Loíza lo que hay es un fuerte discurso de promover la no violencia, desde la inclusión de los excluidos, y la modificación de patrones culturales. El éxito contra la violencia y la criminalidad sí sabe a Loíza.