De la tribuna al monitor: la constitución de nuevas dinámicas mediáticas

Cultura

Las aventuras de Casanova, El hit Parade, El caso de la mujer asesinadita, Ay Jalisco no te rajes y el aún un existente Telenoticias fueron de las primeras imágenes de la pantalla chica, a sólo dos años de firmada la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Aquello que nos prometía cierta autonomía y que sirvió de manual de conducta, llegó junto con un movimiento de aparente participación ciudadana y de identidad colectiva. Este movimiento de desarrollo político, industrial, cultural y social fue un movimiento de inserción en la cotidianidad.

Las imágenes del cine, la política y de la cotidianidad puertorriqueña se hicieron accesibles, la interacción cotidiana con las figuras públicas implantaron un aire de participación, como una revolución de ideas, imágenes y símbolos que hoy desemboca en las dinámicas interactivas de las redes sociales. Fuimos astronautas que viajamos a la luna, fiscales en el juicio sobre los sucesos ocurridos en el Cerro Maravilla, y sentimos el calor de un Dupont en llamas.

 

Ya a principio del siglo XX la radio había logrado esa sensación. Esta vez los personajes caricaturescos de la radio pasaron a la televisión.

Los medios de comunicación también trajeron al hogar las imágenes del extranjero. No sólo las imágenes de la producción mediática estadounidense sino aquellas imágenes de los países latinoamericanos. Para la década de 1980 se hicieron populares las coproducciones de telenovelas entre países latinoamericanos. Precedente de lo que fue la centralización de los medios en las grandes corporaciones localizadas en Estados Unidos.

La política partidista ocupó un papel importante en la transmisión televisiva. Sus figuras, que se habían lanzado a las carreteras gracias a las mejoras en la infraestructura, mejores y más carreteras, llegaban simultáneamente cada vez más personas.

Una vez instalada la internet, la interactividad que este recurso proveyó unas dinámicas de interacción que hoy llamamos comunidades virtuales. Estas son espacio de interacción de construcción de personalidades, de promoción de búsqueda de información así como son las nuevas autopistas. La caravana que se hacía en la carreta hoy la vemos en la web, el debate se traslada al chat o el blog. La imagen que llegó al hogar ahora se traslada al aparato personal: al celular o la tableta. La caravana tiene mayor movilidad y el individuo cierta autonomía. La capacidad de elegir la programación, de participar, de constituirse como parte de una comunidad cibernética de su elección. Así el artista, el político, el comediante viaja por el aire y llega a espacio de transmisión que cabe en el bolsillo.