¿Qué espiritualidad nos inspira a movernos y resistir abiertamente, unirnos a otros, contra un gobierno que no para de abusarnos y tronchar nuestras posibilidades de vida plena como ciudadanos?
¿Es que las espiritualidades del ‘éxito’, del empresario mercantil, del evangelio del consumo y la pasividad política, las que redefinen a los banqueros como cuasi-pastores, siempre van a dominar?
¿Es que en Puerto Rico ya no existen teologías y espiritualidades de la liberación, feministas, descolonizadoras, anti-racistas, que exijan la militancia y el compromiso político contra el abuso, como es que vivimos hoy en día?
¿Es que basta con rezar? Hace tiempo que la agrupación musical de Los Guaraguaos cantaron: “No, nooo, no basta rezar: hacen falta muchas cosas para conseguir la paz…” ¿O sea, se le pide a un Dios lo que no se está dispuesto a hacer por uno mismo, como sociedad plural? ¿O se pregona un “Reino” de paz y de justicia y amor, sin hacer nada de eso en el presente?
¿En dónde están las alianzas y los macro-ecumenismos para afrontar los embates de un gobierno tan prepotente?
¿Cuándo gritarán las piedras? ¿Es eso lo que se espera? Se sabe que hay religiosos y religiosas, desde distintas creencias y tradiciones, que impulsan espiritualidades de liberación, pero no se debe negar que han sido los que pregonan las espiritualidades mercantiles, consumistas, conservadores, y represivas las que han dominado el discurso y el imaginario religioso en Puerto Rico, al menos durante las ultimas tres décadas.
Ante tanta demagogia y abuso: ¡Urgen espiritualidades de la resistencia, ya!