Armas

Justicia Social

Están en todas partes. Sus balas explotan, y cuando no, suenan como monedas. ¿Cuántos productores de armas hay en el mundo? ¿Cuántos traficantes y compradores? ¿Cuántos compran y venden acciones en la bolsa de valores pertenecientes a las corporaciones de armamentos? ¿Cuántas balas hay en ‘la calle’? Muchos más que piernas y brazos, que cabezas; mucho más que gente, humanos; mucho más que animales… Muchas.

Hay armas para liquidar a todo ser viviente en este planeta. Cortas y de destrucción masivas; automáticas y semi-automáticas; ligeras y pesadas… Kalashnikova, Glock, M-16, la lista es larga y se venden como pan caliente, como pan caliente. Pero muy poco se controlan y supervisan. Al revés, se promueven como mercancía que da poder.

 

La violencia paga dividendos muy altos para tantos en la industria de las armas. Los grandes productores de armamento en el mundo se encuentran en Estados Unidos y Europa, incluyendo a Rusia. Pero el Sur global está arropado de metrallas y balas, de AK-47 y pistolas, de granadas y otros explosivos. Hay países sin suficiente comida para que todos sus habitantes coman y se nutran pero sí con suficientes armas para que se maten entre sí. Para que unos dominen sobre otros. Para que la guerra se alimente de más violencia y así más compra y consumo de armas y balas. El presupuesto para armamentos de parte de los Estados Unidos podría alimentar al planeta entero…

Las balas no son ramas para amar. Más bien son proyectiles que gritan la muerte y explotan dolor y golpes. Son maras, pandillas, gangas, que se acribillan como parte integral de la vida-muerte. El mercado de las armas es casi libre y sin control. No necesita de gran publicidad pues con las películas de cine y las series de televisión, los juguetes de niños y la propaganda militar, la alabanza machista del más fuerte, y la imposición del fuerte sobre los demás, es suficiente.

Así como en otro contexto Marx explica el poder del dinero en el Capitalismo, las armas arropan al que la posee de una ilusión de poder que es macabra. Desarmemos a los poderosos de las armas de fuego y de explotación, de exclusión y racismo, de imperialismo e invasiones, de genocidios y ecocidios… Amarremos las armas todas y soldémoslas en una escultura que celebre la vida digna de los condenados de la tierra y su liberación, en paz.

La paz no llegará hasta que la justicia y la solidaridad se conviertan en el centro de nuestra organización social. Mientras tanto es necesario apoyar todo lo que promueva la desaparición y de las armas y la industria de la muerte. En ese espíritu es que debemos estar atentos a las discusión que se dan a nivel mundial en torno al Tratado del Comercio de Armas, para que el mercado de los armamentos sea controlado y vigilado, aunque preferiríamos que fuera eliminado. Aquí, dos enlaces de ONG’s, Amnistía Internacional y Oxfam, que están trabajando en dicho proyecto: http://www.oxfam.org/es/campaigns/tratado-internacional-sobre-el-comercio-de-armas-preguntas-y-respuestas

http://www.amnesty.org/es/campaigns/control-arms

No es con limitación de derechos ciudadanos y con códigos penales que criminalizan la protesta y se concentran en métodos punitivos que se terminará la violencia, sino con mayor justicia, solidaridad y balance de poder entre todos. Para eso este tipo de tratados abonan a que las corporaciones y traficantes sean mantenidos a raya lo mayor posible. Sin embargo, no hay sustituto a la movilización y organización de todos hacia la creación de vidas dignas en común.