María Asunción Requena. Teatro. Obras completas

Crítica literaria
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altLa presente edición, la primera recopilación de la producción teatral completa de la escritora chilena María Asunción Requena (1911-1986), representa un notable acierto para la mayor difusión y accesibilidad de su obra y constituye afortunadamente un tardío, pero merecido reconocimiento póstumo, reparador y reivindicativo de la valiosa aportación de una de los referentes de la Generación de los 50, por algún tiempo, postergada por la crítica y el público teatral chilenos.

El editor y prologuista, Juan Andrés Piña (recopilador, prólogo y notas; Santiago: RIL editores, 2019. 523 páginas), con esmero crítico, agudeza, y armado de información actualizada, presenta, contextualiza y puntualiza los pormenores biográficos más relevantes sobre la escritora, reseñando los avatares vivenciales y profesionales que de alguna manera u otra modificaron, forjaron e impactaron tanto su trayectoria como dramaturga, la producción de sus obras teatrales, así como la incubación de un pensamiento crítico. Esta fundamental edición crítica se enriquece por la inclusión de textos inéditos (El camino más largo, La chilota, Oceánica y dulce Patagonia) que amplían el archivo teatral chileno de una época, por la presentación de una revisada biografía, cronología, además de sumar una exhaustiva bibliografía, fotografías e importantes notas y explicaciones al calce. La publicación de toda la obra la Requena valida su posición y aportación en el teatro chileno y latinoamericano de mediados del siglo XX.

Del recuento biográfico de Requena (que nace en Coronel Pringles, Argentina, se cría en Punta Arenas y fallece en Lille, Francia en 1986) emanan una serie de notables marcadores, de orígenes ( hija de inmigrantes español y argentina); temporales (un antes y después de 1973); geográficos (Alicante, España; Santiago, Chile; Lille, Francia) y formativos (estudios en Alicante, en la Facultad de Odontología en Santiago, teatro en la Universidad) que tejen sus experiencias vitales, intelectuales y dramáticas como mujer, madre, dramaturga, odontóloga y exiliada. El recuento nos permite acercarnos al desarrollo de su concienciación social, solidaridad con los desposeídos y marginados, apreciación de la complejidad étnica y de clases en Chile y la captación de las tretas de resistencia de las mujeres al rígido patriarcalismo imperante no sólo en las ciudades y campos, sino en las diversas comunidades del sur (la Patagonia, canales del sur de Chile, islas de Chiloé, etc.). Enmarca a su vez el silenciamiento de su obra en las tablas e historias del teatro chileno y latinoamericano una vez se exilara en Francia.

Comprometimiento, resistencia, empatía, permanencia y relevancia son referentes identitarios que sustentan la producción de Requena. Una intelectual apolítica, poseedora de una conciencia social comprometida con la justicia e igualdad, adelanta en su tiempo textos centrados en zonas periféricas y habitantes tradicionalmente marginados (indígenas, isleños y sureños) en la construcción de una nación poco inclusivista. Sus dramatizaciones, de tonalidades realistas, a veces rayando en lo folklórico o costumbrista, escenifican críticamente diversas realidades geográficas, sociales y psicológicas de grupos particulares (los alacalufes, los chilotas, etc.) y espinosos problemas siempre actuales, a saber la pobreza, procesos migratorios, desigualdad, lucha de las mujeres por perseguir sus sueños, búsqueda de identidad, la educación, la violencia, la soledad).

La marginalización, el extrañamiento y formas de opresión se manifiestan no sólo en seno familiar sino en el trabajo y la comunidad más amplia, en lo privado y lo público, en el género, la etnia y xenofobia. Permanente es también el sentido de sobrevivencia, resistencia y resiliencia que exhiben los protagonistas que luchan con dignidad contra las fuerzas represivas de un patriarcalismo familiar o institucional que denuncian. Frente al orden establecido, a los obstáculos de movilidad, por clase, género o de origen étnico, se levantan esbozos de resistencia que convierten la lectura o puesta en escena de esta producción en una experiencia significativa en estos tiempos de la pos verdad, de transnacionalidad , valoración del medio ambiente y de mayor fluidez social y sexual. En ese sentido la obra de Requena es contemporánea. Su registro de un amplio repertorio de discursos del habla, creencias y costumbres de pueblos y grupos marginados, así como de la música folklórica y popular de las épocas que lleva a la escena esgrime autenticidad y estimación por la idiosincrasia de esos grupos.

Aunque como miembro de la Generación de los 50 (Jorge Díaz, Luis Alberto Heiremans, Sergio Vodanovic, Egon Wolff, Isidora Aguirre, Gabriela Roepke y otros), comparte su vinculación a los teatros universitarios, la experimentación y renovación del teatro chileno y una temática que oscila entre la preocupación por la recuperación histórica, la denuncia social hasta la soledad existencial, se aleja del grupo por su incisiva representación crítica del discurso constructivo de un imaginario nacional chileno homogéneo, que privilegiaba el sujeto blanco o criollo residente del espacio urbano metropolitano. Requena busca en la historia chilena y prefiere inspirarse en personajes atípicos de la urbe santiagueña que problematizan y revelan las fisuras en una sociedad en la que no todos participan por igual. En Fuerte Bulnes (1955) Requena reconstruye desde las perspectivas de los diversos actantes la difícil incursión y asentamiento de chilenos en la incorporación de Magallanes al territorio nacional, una mini duplicidad del doloroso proceso de conquista y colonización, para desde las raices exponer los complejos e irresolutos problemas de racialización, de clases y visiones que forman la nación. Ayayema (1964) se centra en la agonía del cabo Lautaro Wellington Edén, sujeto indígena colonizado, interesado en avanzar por un lado la educación occidental los suyos y a la misma vez de proteger a los aborígenes y las mujeres de Puerto Edén del peligro que representan los otros porque como señala, “Donde haya un indio, siempre habrá un blanco acechando”(270). Chiloé, cielos cubiertos (1972) capta la soledad, pobreza y penurias de las mujeres cuyos maridos se van a la Patagonia a trabajar, resaltando la precaria situación laboral y marítima de Chiloé, y anticipo de las muchas causas de otras migraciones del siglo XX y XXI. En La Chilota (1970) retrata la llegada y los obstáculos de una maestra que llega a la isla para alfabetizar a los niños y población isleña. Como portadora de un mensaje reinvidicativo femenino, El camino más largo (1959) rescata la figura histórica de la primera doctora chilena, Ernestina Pérez, emblemática de la mujer que desacata la autoridad paternal y de la comunidad masculina, para estudiar medicina y una vez exitosamente alcanzar su meta, debatirse entre el amor o continuar libremente dedicada a su profesión. En Pan caliente (1967), Marisela es la joven que en pos de una educación lejos de su paupérrimo vecindario, se avergüenza de su pobreza. En Homo chilensis (1973), a través de diversas estampas con distintos personajes representativos de la sociedad y de la sátira, se exploran los rasgos asociados a la identidad chilena, mientras que La alambrada (1969), ícono fronterizo de lo que ahora asociamos a la muralla de Trump, un trabajor inmigrante perseguido de la Patagonia, monologa sus últimos esfuerzos para cruzar la alambrada para morir en su país, mientras que en Oceánica y dulce Patagonia (1987) vuelve a la pampa patagónica donde un patrón asturiano, administrador de una estancia ve su poder colapsar humillantemente cuando es reemplazado por un nuevo administrador extranjero diplomado en Nueva Zelandia y enviado a Punta Arenas. A través de esta historia se enmarcan intrarelatos de relaciones entre el poder capitalista ausente (la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, dueña de las estancias), los nuevos residentes extranjeros, sus familias chilenas, los chilotas, nuevos inmigrantes, todos buscando sobrevivir en tierras e islas muy lejanas, que son de todo menos dulces.

La obra dramática de María Asunción Requena merece y debe ser estudiada, representada y leída. La publicación de esta edición cumple con distinción la coordinación y recopilación de estos nueve textos para beneficio de los estudiosos, estudiantes y lectores del teatro escrito en español.