The Irishman o el patrón consistente de Scorsese y sus obsesiones

Cine caribe

altHay pocos directores de cine, cuya trayectoria de fama, no coinciden para mí con un llamado o reconocimiento a su éxito. Martín Scorsese es uno de estos. Es de los pocos directores al que le cuestionó su integridad personal frente a su profesional, esa en la cual se reclama hacer cine, como una mera expresión.

No solo el cine es un instrumento ideológico, pero en el caso de Scorsese, es uno que ha sabido utilizar para adelantar el mundo como él lo ve, lo cree, y sobre todo, como pretende que no cambiará ….. aparentemente, jamás. Lo siento por los creyentes. No creo en la obra de Martín Scorsese. No es nuevo, llevo desde Taxi Driver (Dir. Martín Scorsese, EE.UU, 1976) pregonando esta posición.

Nunca podré olvidar que en la única película que Martín Scorsese le dedicó tiempo a la nación boricua, fue en Taxi Driver. Allí, el personaje central, Travis Bickle, un veterano de la guerra de Vietnam, y chofer de taxi, se dedicaba a “cazar” boricuas. Spike, como se le llama despectivamente a los boricuas de Nueva York, fueron en más de una ocasión en el filme objeto de la brutalidad de este excombatiente, quien sin razón alguna, los quería destruir. Detalle, por grupo regional o nación, en la guerra de Vietnam, a la cual la película de cierto forma reconocer, la nación que perdió más personas en combate fue Puerto Rico.

Pero si uno no quiere pensar en Taxi Driver, debería pensar en uno de los últimos filmes de Scorsese, The Wolf of Wall Street (Dir. Martín Scorsese, EE.UU., 2013). Para misoginismo, explotación de la mujer y el hombre, por un patrono semiesclavista, y más que nada, para promover la vida de fraude a favor de unos y en contra de muchos, usted debe de ver esta película. Pero no se preocupe, que aún estoy averiguando si Scorsese le dona dinero al Hospital del Niño en Puerto Rico. En otras palabras, si es como Leonardo Di Caprio, quien pese a ver actuado en el lobo de Wall Street, le dedica de su tiempo privado a luchar por resolver los problemas medio ambientales y del cambio climático.

Scorsese ha dedicado toda su vida a promover un mundo desde la diáspora italo-americana, y más que nada a partir de las preocupaciones del hombre blanco. No ha cambiado nada, luego de 25 películas, y cerca de 50 años de carrera cinematográfica. Por lo que, ¿Debo celebrar de Irishman?

La historia versa en el irlandés, de las memorias contadas por Frank Sheeran (Robert De Niro) quien al final de su vida, nos relata como fue todo. Con 25 asesinatos en sus costillas, y habiendo sido un tipo fenomenal con su primera y segunda esposa, y sus tres hijas, Sheeran/De Niro, pretende reconciliar una vida que ética y moralmente no es compatible con mi vida. Pero usted decide, y deja o no colonizarse por Scorsese.

La película se cuenta como una de carretera (road movie) donde en el último viaje, entre Sheeran y su jefe espiritual y moral de la mafia, Russell Bufalino (Joe Pesci) recorren junto a esposar toda una ruta por el centro oriental de los EE.UU., cobrando dinero, favores, y eliminando a todos los que en el camino se cruzaron. Uno de ellos, a Jimmy Hoffa (Al Pacino).

En fin, que luego de haber visto una las ha visto todas. El cine de Scorsese es de obsesiones. En particular contar la historia de los italo americanos, desde la perspectiva de la mafia. No ha evolucionado nada el pobre hombre. Tal vez, lo más radical para alguien que no se ha sabido ajustar a los cambios culturales y tecnológicos, es que esta película fue comprada por Netflix, y la misma estuvo dos semanas en el cine, y se movió rápidamente a la televisión. Como en los tiempos de antes, era una película hecha directamente para video.

Usted la va a ver si quiere. Dicen que es buena. Yo la objeto. Es un cine de un obsesionado con los mismos temas, que jamás ha tratado en sus filmes con dignidad a los negros, a los boricuas o a las mujeres. Entonces, ¿por qué celebrar a Martín Scorsese? Usted decide si la ve.