amanece
tras una década de silencios y cenizas
verso a verso se descorcha el puente
sin miedo
sin volver la vista atrás
sin detenerse ante contraindicaciones de vivir
solo leer uno a uno los silencios de papel
aferrados a cada posibilidad de sentir
y esa sombra niña, ya tan distante que nunca podrás ver,
grita: “déjame ir y ama,
tu destino es la poesía”