“La palabra la siento viva, desafiante, intrigante, tan excitante como temible”

Crítica literaria
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Entrevista con el poeta puertorriqueño Ángel L. Matos

“Cuando me acerco a la palabra, lo hago como un niño pequeño que se aventura a descubrir algo nuevo y con esa adrenalina hacia la posibilidad de hacer alguna maldad con ellas. Para mí las palabras son cuerpos en los cuales sonido y silencios se conjugan en un conjuro que le toca a cada ser descifrar desde su propia realidad y desde la postura que asuman de atreverse o temer a lo que le puedan sugerir y hacer sentir.” Comienza el poeta Ángel L. Matos esta tertulia en la cafetería santurcina donde nos conocimos en el 2001.  Ordenamos una orden de tostones, unas frías y seguimos brindando por la verdadera cofradía de la amistad y la poesía.

De Aibonito, donde aún reside, Ángel L. Matos es gestor cultural, poeta y performero, además de padre, un gran conversador y fotógrafo. Ha publicado el libro de poesía Del silencio, la ciudad y otras pasiones in(é)ditas (Terranova, 2004) premio del PEN Club-Puerto Rico. En 2011, publicó Barcos de papel (Isla Negra). Ha publicado en diferentes revistas literarias y periódicos de Puerto Rico e internacionales. Además, ha sido incluido en las antologías eXpresiones: muestra de ensayo, teatro, narrativa y poesía de la Generación X(ICP, 2003), Open Mic/ Micrófono Abierto: Nuevas literaturas puerto/neoriqueñas (Hostos Review, NY, 2005) y (Per)versiones desde el paraíso: Poesía puertorriqueña entre siglos (Ed. Aullido, España). Ha sido escritor invitado al Festival de Poesía de La Habana, 2012.

“…un poema se vuelve casi absurdo ante el temblor del silencio
y el poeta se vuelve hombre, árbol, brisa, rayo, en fin, recuerdo.” (A. Matos)

Ana María Fuster: La palabra es mágica, cuando nos toca ya nunca nos vuelve a soltar.  ¿Desde cuándo sentiste ese llamado irremediable de la poesía y cómo llegó a convertirse ya en un oficio?

Ángel L. Matos: “Comencé a escribir poesía cuando estaba en mi segundo año de escuela superior. Creo que como a todos nos pasa: por un desamor. En aquel entonces leía clásicos como Neruda, Amado Nervo y Julia de Burgos y me decía, en un gran acto de ignorancia y reto, que podía escribir lo mismo que ellos o mejor. Con aquel “amor” como modelo o paradigma, trazaba mis primeras letras en mis libretas, porque ella se sentaba frente a mí en todas las clases. […] El dolor de haber perdido algo que nunca fue mío; más bien como la pérdida de ese ideal. Sin embargo, en esta etapa no me veía como escritor.

“Fue en la Universidad (UPR-Cayey) cuando me vi como escritor. Mientras pasaba horas en la cafetería de la Universidad, fui conociendo gente y dio la cosa de que la mayoría escribía o les gustaban las letras, cosa curiosa porque en ese entonces yo hacía un intento de estudiar ciencias naturales y no humanidades ni literatura. El “grupo” creció y se volvió un taller. Para 1994, el Depto. de Español de la Universidad se interesó en lo que hacíamos y nos invitaron a oficializarlo como un grupo adscrito al Departamento y aceptamos. .... Tuvimos lazos muy importantes con la UPR de Ponce en donde estudiaban los compañeros escritores Jorge David Capiello, Amarilys Tavárez, Federico Irizarry y Julio César Pol, entre otros; y con la UPR de Mayagüez en donde estudiaba Nicole Cecilia Delgado, Ángel Pont, Kattia Chico y Alexandra Pagán, entre otros. Así hacíamos intercambio de participar en actividades de los diferentes grupos y colaboraciones de publicación en conjunto. En cuando a los viajes a San Juan, pues tuve la oportunidad de conocer a escritores que admiraba como Rosario Ferré, Magali García Ramis, Ana Lydia Vega, Olga Nolla, don Francisco Matos Paoli, Enrique Laguerre, entre tantos otros, y haber tenido el atrevimiento de presentármeles y decirles que era escritor. No sé si por lo atrevido de lo que asumí al nombrarme escritor o porque vieron algo en mí, pero la realidad es que me gané la amistad de estos escritores con los cuales aprendí a ver al hombre y la mujer tras las letras y cómo ese hombre y esa mujer se conecta con el escritor que cada uno es. También supieron ser críticos, algo que agradezco infinitamente. En esa etapa pude conocer un grupo de escritores jóvenes que hacían cosas muy interesantes; escritores como Gallego, Mayra Santos Febres y Mairym Cruz Bernal, ésta última con las lecturas que organizaba en una librería del Viejo San Juan. Con Gallego y Mayra tuve la dicha de viajar a Santo Domingo a un encuentro de jóvenes poetas en 1997 y en donde se dio una de las cosas que más ha marcado mi vida que fue conocer a don Pedro Mir; fue mi primer viaje internacional como “escritor” y afianzó una mirada del mundo y contacto con los escritores de allá y de acá que ha durado hasta hoy.

“Luego de esta etapa, se dio la que definiría la literatura y la escritura como mi profesión. Esta etapa estuvo marcada por cuatro grandes sucesos: mi encuentro personal con la literatura de Octavio Paz, en especial con su libro “Libertad bajo palabra”; el primer encuentro nacional de poetas jóvenes organizado por el grupo Guajana (2000); la entrevista que me hiciera Mario Alegre Barrios para El Nuevo Día (2003); y la publicación de mi primer libro, “Del silencio la ciudad y otras pasiones in(é)editas” (2004).”

AMF. Entiendo tu proceso como un desarrollo estructurado e imparable  hasta el día de hoy, pero ¿por qué escribes? ¿Cuáles son tus motivaciones?

ALM: “Bueno, aunque suene a cliché, la realidad es que escribo para llenar los vacíos que encuentro en otros escritores que me hablan a medias de mí. También porque encuentro ciertos huecos que no responden a la historia y cultura del momento o si lo hace, hay otras miradas que esperan por ser develadas. Así que yo siento que asumo un papel en la historia de las letras y, cuando escribo, aunque para mi Yo, sé que es un Yo multiplicado. En ese sentido, no escribo para satisfacer a nadie, sino para satisfacerme a mí mismo en un acto que a veces raya en el masoquismo, pero un masoquismo que gusta y al cual se me vuelve un vicio regresar. Me motiva, a fin de cuentas, el saber que tengo algo que decir y que mi voz poética tiene una fuerza y devela una mirada certera y posible de la realidad, y que escribo desde la conciencia de lo que soy como hombre nuevo, moderno y abierto a las posibilidades y del mundo total en el que vivo. “

AMF: Además de la sensibilidad y  la disciplina de escribir los autores somos producto de nuestras lecturas.   ¿Qué escritores han marcado tu trayectoria?

ALM: “A través de mi vida y en cada etapa me han ido marcando una serie de escritores y sé pecaré de obviar algunos. Quien más que me ha marcado por su trascendencia lo ha sido Octavio Paz. En mis etapas iniciales y que de cierto modo han seguido reapareciendo, están Palés Matos y Julia de Burgos. En una etapa muy interesante hubo un grupo de poetas que llegaron todos de golpe: Matos Paoli, Ángela María Dávila, César Vallejo, Juan Antonio Corretjer, Klemente Soto Vélez, García Lorca, Che Meléndez y Pedro Mir. Tuve una etapa de muchas mujeres mágicas que llegaron a mis ojos entre ellas: Alejandra Pizarnic, Gabriela Mistral, Olga Nolla, Rosario Ferré, Vanessa Droz, Alfonsina Storni. Leí escritores de habla inglesa como Bob Dylan, Dylan Thomas, Ernest Hemmingway y Egar Alan Poe, entre otros. Otra etapa intensa de escritores estuvo cuando me di a la tarea de consumir la literatura nuyorican lo cual fue algo alucinante; escritores como Tato Laviera, Pedro Pietri, Miguel Algarín, Piri Thomas, Sandra María Esteves, Myrna Nieves y Miguel Piñero. Estas lecturas llegaron y se dieron por un hambre voraz por conocer, por saber, por sentir, por buscar ese espejo en las letras y en ellas encontrar mi voz, tuve dos etapas muy importantes: la conexión con compañeros jóvenes poetas, y la poesía en la voz y letras de los cantautores latinoamericanos. Mis compañeros poetas han sido fundamentales en mi vida creativa y personal. Desde hace muchos años hemos tenido una gran conexión por correos electrónicos así como al encontrarnos para actividades literarias o simplemente a celebrar la amistad. El intercambio ha sido intenso en el cual hemos compartido textos tanto de escritor a escritor o en correos electrónicos colectivos en los cuales nos hacemos críticas constructivas o nos contestamos unos a otros con poemas; además de sugerirnos lecturas. Guillermo Rebollo Gil, Ana María Fuster, Mairym Cruz-Bernal, Mayra Santos Febres, Gallego. Mayda Colón, Irizelma Robles, Kattia Chico, Alexandra Pagán, René Pérez Martínez, Yolanda Arroyo Pizarro, Aravind Adyanthaya, entre tantos otros que han nutrido mi sensibilidad y mi mirada. Así mismo mis compañeros en Estados Unidos como: Thanya Torres, Raquel Z. Rivera, Flaco Navaja, Anthony Morales, Sandra García, Corazón Tierra, entre otros. Otros escritores cercanos a mí aunque más cercanos a los 80’s como Maribel Sánchez Pagán, Johanny Vázquez, Alberto Martínez Márquez, Edgardo Nieves Mieles, entre otros; y aún anteriores como Jan Martínez, Vanessa Droz, Tomás López Ramírez, entre otros. También mi gente en otros países como Otoniel Guevarra, Deidamia Galán, Patricia Minallas, Raisa Valerio, Valentín Amaro, entre otros. El encuentro con los grandes cantautores latinoamericanos le dio voz, sentido, otro ritmo y otras imágenes poéticas las cuales me dieron más atrevimiento no sólo para decir sino sobre cómo decir; cantautores como Joaquín Sabina, Alejandro Filio, Fernando Delgadillo, Pedro Guerra, Ismael Serrano, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa; en Puerto Rico: Mikie Rivera, Tito Auger y otros compañeros.”

AMF: Además, organizas actividades y recitales por toda la isla. ¿Cuál ha sido tu trayectoria como gestor cultural?

ALM: “Nací y me crié en el campo de Aibonito. Allá lo cultural se veía meramente como algo folclórico; por ejemplo, los trovadores y los artesanos y no en el contexto de la valoración creativa. No recuerdo en mis años la visita de escritores, salvo a algunos invitados y homenajeados en el Festival de la Montaña como lo fue don Enrique Laguerre. No fue hasta mediados de los 90’s que el Centro Cultural de Aibonito, bajo un liderato de una joven junta de directores, se dio a la tarea de organizar actividades en las cuales invitaban a escritores ya consagrados a lecturas y a ofrecer talleres creativos, además de organizarse noches de poesía. Sin embargo, por la situación económica del Instituto de Cultura que subvenciona estos centros, esa actividad cultural se calló y no se ha vuelto a dar. Así que parte de lo que me mueve como gestor cultural es llevar la cultura donde no ha llegado o tal vez no con la calidad, intensidad y profundidad como la gente merece.

“A través de estos años, han sido muchos los logros y satisfacciones alcanzadas en la promoción cultural. Desde el punto de vista local está el haber organizado o sido invitado a diferentes actividades literarias a través de toda la Isla. De este modo, he podido invitar y conjugar en mismos espacios tanto a escritores del área geográfica del evento así como otros de otras partes de la Isla. En estos viajes he encontrado una Isla rica en cultura y en la cual cada pueblo tiene sus particularidades, pero siempre una riqueza de gente, unas personas con talentos locales con potencial nacional, deseosa de expresarse y hambrienta de lectura.

“El promover actividades culturales no es sólo el enviar comunicados, sino también apoyarlas físicamente. Ser promotor cultural es un gran reto que exige mucho sacrificio personal y profesional. Muchas veces cedemos ese tiempo de compartir con la familia y los amigos para asistir a eventos. ... Además, está el evaluar las diferentes actividades que se hacen para escoger a cuál asistir. Por eso que todas las semanas envío por correo electrónico y publico lo que llamo un “Menú para la semana” en el cual incluyo los eventos más sobresalientes de esa semana para que cada cual sepa y escoja a cuál asistir, siempre dándole prioridad a las actividades en las cuales se presentan nuestros jóvenes escritores. Finalmente, está la organización de eventos. En un país con una cultura tan rica, variada y efervescente a veces se vuelve medio complicado escoger una fecha lo más libre posible para hacer eventos. Es un reto...”

AMF: En la Orilla es posiblemente tu proyecto más ambicioso, con un crecimiento y difusión sorprendentes. ¿Cómo lo iniciaste y cual ha sido su desarrollo? ¿Qué metas tienes con la revista virtual?

ALM: “En la Orilla surgió como una publicación electrónica en el 2002, en su primera publicación tuvo 15 escritores y luego de 4 publicaciones llegando a haber cerca de 45 escritores en los 4 años que estuvo en línea. ... La escritora Mayra Santos-Febres, así como muchos periodistas y críticos literarios, coincidieron en afirmar que era “la muestra de literatura joven puertorriqueña más completa”. En la actualidad y hasta la edición de mayo de 2012, En la Orilla cuenta con 165 narradores y poetas, habiendo publicados en la página más de 1200 textos, así como la biografía de cada escritor y vídeos de algunos (la página es editada dos veces al año: en mayo y noviembre, publicación en la cual se van sumando escritores y, además, los que ya han sido publicado y así lo desean, publican nuevos textos suyos que se suman a los ya existentes). En sus inicios, en la Orilla surgió en un momento en el cual eran casi inexistentes los espacios editoriales para los escritores jóvenes. Desde ese entonces, tuvimos por norte dar a conocer ante el mundo los nuevos y jóvenes escritores puertorriqueños. … Ahora, desde el 30 de noviembre de 2010, En la Orilla regresó con la misma propuesta y con voces literarias de ese entonces y otros nuevos. Curiosamente, esta publicación volvió en momentos en que la industria del libro pasa por uno de sus peores momentos, y cuenta con escritores jóvenes ya consagrados, así como con nuevos que darán mucho de qué hablar en futuros años.

“Nuestra página pretende publicar lo mejor de la joven literatura puertorriqueña, es un espacio visto por el mundo y queremos mostrar lo calidad de lo que somos y hacemos. …En la Orilla no es un grupo de escritores, sino un espacio para el encuentro de diversos grupos unidos bajo unos mismos estándares de calidad y compromiso.  Nuestra página tampoco es un blog, sino que pretende ser un libro virtual en el cual decidimos no incluir el que personas comenten porque esta página es para que cada cual la consuma según guste y llegue a sus propias conclusiones y no para que el lector guíe al escritor hacia donde quiera que éste escriba. Proveer un espacio a los escritores emergentes y a los jóvenes ya probados, para que sus letras convivan bajo un mismo espacio y que los lectores tengan un banquete en el cual cada uno escoja lo que quiera disfrutar y vivir, pero sabiendo que lo encontrará es calidad.”

AMF: Muchos desconocen que participas y organizas lecturas para niños.  ¿Qué te motiva leerles a los niños? ¿Has incursionado en la literatura infantil?

ALM: “Bueno, leerle a los niños es una excusa casi perfecta para mirar el mundo desde otros ojos más inocentes y libres de prejuicios, para sacar el niño que hay en mí que siempre está a flor de piel. Cuando leo para ellos es como si fuera otro niño más leyendo a otros en cualquier parque, salón de clase o casa. Algo que me enriquece de esto es el poder darle a los niños la recreación de palabras de otros escritores, mostrando una forma inteligente y sensible de ver las cosas. Me mata cuando hago esas lecturas y veo el brillo de los ojos de los niños; cuando me cuentan sus anécdotas, y se tiran al piso conmigo.  Comencé esto desde mi experiencia de padre. Sucede que mi hija es una lectora voraz, desde aún entró a prekinder ya ella sabía leer. Ella miraba las palabras cuando yo le leía y aprendió a distinguirlas…

“No sé si lo que he escrito para mi hija y otros hijos de otros se puede considerar incursionar, pero va en esa línea. Hace como un año comencé a escribir poemas para niños, pero partiendo de una idea caribeñista, a la misma vez como una relectura de la mitología clásica helénica. Me di cuenta que escribir para niños es más difícil que para adultos; los adultos son realmente más sencillos y predecibles. Cuando reprendemos a nuestros niños lo que hacemos es pretender que ellos entren en nuestra mentalidad, pero: ¿cuándo nosotros nos ponemos en la mentalidad de un niño para razonar como él y no desde la nuestra?  Ese mismo ejercicio es el que uno debe aplicar a la hora de escribir para niños.  José Saramago en el prólogo de su libro para niños “Las pequeñas memorias” habla de lo complejo de escribir para niños; dice Saramago: “Las historias para niños deben escribirse con palabras muy sencillas, porque los niños, al ser pequeños, saben muy pocas palabras y no las quieren muy complicadas. Me gustaría saber escribir esas historias, pero nunca he sido capaz de aprender, y eso me da mucha pena. Porque, además de saber elegir las palabras, es necesario tener habilidad para contar de una manera muy clara y muy explicada, y una paciencia muy grande. A mí me falta por lo menos la paciencia, por lo que pido perdón". Yo creo que al contrario de Saramago, creo que tengo la paciencia y el lenguaje; creo que lo único que me falta es perder el miedo.”

¿Miedo, Angel Matos? No te creo, le dije y nos reímos… Nos tomamos otra fría y tertuliamos sobre otros proyectos, anécdotas y poesía antes de despedirnos, que le espera su pequeña hija allá en las montañas de Aibonito. Allí el poeta seguirá jugando a la palabra con los niños, a la poesía madura urbana y erótica, nuevos recitales, poemarios, ese camino cultural del que ya nunca podrá salir.

 

“…Entonces pasaron los segundos, las horas, los días, los meses, los años;
entonces pasaron los rostros, las miradas, los fantasmas, lo innombrado;
entonces pasaron las personas, los amigos, los anónimos, las amantes;
entonces las palabras me tomaron bajo su sigiloso manto
preñando cada rincón de mis dedos hasta mis salados huesos;
entonces volví a nacer palabra, duda, ingenio, en fin, poeta.”

(Angel L.  Matos)