No llegar tarde...

Espiritualidades
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En los últimos decenios se han derrumbado una a una las antiguas certezas, lo que se tenía por verdades inmutables, los llamados paradigmas.

Las diosas Razón y Ciencia, que relegaban a Dios al rincón de la ignorancia, se han revelado más débiles de lo que se creía, y, las espiritualidades, así en plural, están resurgiendo de nuevo.

 

Ese oculto anhelo de transcendencia que todo hombre guarda en su interior, pugana por aflorar de distintas formas. Frente a una sociedad que prometía darle todo, aparece en su corazón una sensación de ausencia, de vacío, de sinsentido.

Ante nosotros se abre el reto de lograr , que esas visones del mundo, que hasta ahora parecían incompatibles, descubran que son complementarias. Sagrado y profanos, transcendencia e inmanencia, razón y espiritualidad, pueden unirse en una rica síntesis.

Creo que fue Gorbacheff quien dijo: "La vida castiga a quien llega demasiado tarde".

Ante nosotros se abre la tarea de crear una nueva sociedad fruto de la unión de las culturas. Realizar una síntesis entre las diferentes espiritualidades y cosmovisiones no es fácil y podemos llegar tarde. Las viejas espiritualidades están fuertemente ancladas en sus verdades. No se trata de realizar un simple sincretismo. Eso es muy fácil. Basta considerar que todo vale y aceptarlo todo sin reflexión.

Poner en común las riquezas de cada uno supone, si no queremos quedarnos en una simple yuxtaposición, depurar todo lo falso que se nos ha ido adhiriendo a lo largo de los años. La humanidad está llamada a marchar todos unidos camino de la transcendencia. Pero nos eso exige a todos la humildad de aceptar las diferencias y aceptar que nadie posee toda la verdad. Nos exige a todos una mirada clara que mire al otro sin prejuicios, que sepa ver la verdad allí donde se encuentra.

Es mucho lo que está en juego. Sería muy triste, que por nuestro orgullo cegador, llegáramos demasiado tarde...