Uribe y el Líbano, dos problemas de la humanidad hoy

Agenda Caribeña
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Dos noticias importantes en el plano de los sucesos a nivel internacional, se produjeron en los pasados días. La primera, da cuenta del arresto domiciliario del expresidente y actual senador colombiano, Álvaro Uribe; la segunda, las explosiones ocurridas en el puerto de Beirut, capital de El Líbano, con la secuela hasta el presente de alrededor de 137 muertos, un número que supera los 5 mil heridos, y la pérdida de vivienda de al menos 300 mil personas.

En la primera noticia, la prensa recoge el hecho de que Uribe, actual senador en la República de Colombia, ha sido colocado en arresto domiciliario imputado por la manipulación de testigos en el marco de una investigación en su contra. Según publica el medio electrónico Democracy Now en Español, la investigación se relaciona con crímenes cometidos durante 52 años de la guerra respaldada por Estados Unidos en dicho país.  Se trata del primer presidente en la historia de Colombia en ser detenido por acciones criminales desarrolladas bajo su mandato presidencial.

La orden de encarcelamiento proviene de una determinación efectuada por la Corte Suprema de Justicia de Colombia. Se trata del mismo ex gobernante que durante los años 2002 y 2010 ejerció la presidencia del país; y luego, desde su posición como senador, junto a su partido, una vez concluido el mandato del presidente Juan Manuel Santos, junto al actual presidente, Iván Duque, se opuso a la continuación de los acuerdos de paz negociados con la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP). Uribe y miembros de su familia han sido señalados en el pasado por sus vínculos con carteles de drogas en Colombia;  y por su vinculación con algunos organismos paramilitares, responsables en gran medida del asesinato de cientos de desmovilizados de las FARC-EP, líderes sindicales, ambientalistas y comunitarios. De acuerdo con Democracy Now en Español, durante el mandato de Uribe, “organizaciones militares de derecha aterrorizaron a las comunidades con impunidad, secuestraron y asesinaron miles de civiles, alegando falsamente que eran combatientes rebeldes con el fin de obtener apoyo para la guerra y justificar la asistencia que enviaba Estados Unidos a Colombia.”

La segunda noticia ha estremecido la opinión pública a escala global. Se trata de varias explosiones ocurridas en el puerto de Beirut, capital del El Líbano, descritas como un evento que liberó la energía equivalente a un sismo de 3.5 grados, llegando a sentirse en la isla de Chipre, país que localizado a 150 millas del lugar de las explosiones. El radio de los efectos destructivos de la onda expansiva de la explosión llegó a tres mil metros de distancia de su centro. Se estima que el número  de muertos es mayor al informado, no sólo por el impacto de la onda expansiva en múltiples estructuras donde quedaron sepultados bajo los escombros un número indeterminado de personas; sino también, como resultado del calor liberado por las explosiones, lo que debe haber calcinado a personas que se encontraban cercanas al área donde ocurrieron los eventos. 

Al referirnos en plural a las explosiones, tomamos en consideración, conforme a los videos liberados luego de los eventos, que no se trata de una sino de al menos dos explosiones. La primera, se indica, ocurre  al incendiarse un almacén donde se encontraban guardados materiales de pirotecnia, los que a su vez, al estallar, provocaron la explosión de otra estructura aledaña donde se encontraban almacenadas 2,700 toneladas de nitrato de amonio, lo que equivale a 5.4 millones de libras de este compuesto químico. El nitrato de amonio, si bien es utilizado en la agricultura como fertilizante, también puede servir de base, junto a otros componentes, en la confección de explosivos. Se indica que se trata de un cargamento transportado en 2013 por un barco desde Georgia con destino a Mozambique.

El almacenamiento de tanta cantidad de nitrato de amonio en un lugar eminentemente urbano, en pésimas condiciones, poblado, que forma parte del tráfico comercial y marítimo de importancia para el desarrollo comercial de un país, no parecería tener sensatez; salvo que quienes interesaran el almacenamiento, pretendieran enmascarar el lugar donde se depositó el compuesto químico, utilizando un lugar donde nadie pensara pudiera esconderse. 

Se ha indicado, bajo el supuesto del carácter intencional del incidente y como una de las posibles teorías, que la primera explosión en el almacén donde ubicaba el material de pirotecnia fue provocada con el único y deliberado propósito de que una primera explosión llevara a la segunda. También se ha especulado aún bajo el supuesto intencional de los actos, que los posibles autores de la primera explosión no estuvieran al tanto de lo que se almacenaba en el lugar donde se ubicaba el nitrato de amonio. Esta última posibilidad, sin embargo, es descartable y cuestionable, ya que de la misma manera que se podía conocer el almacenaje de la pirotecnia en un lugar, también se podía conocer el almacenaje de las 5.4 millones de libras de nitrato de amonio en un local contiguo. Tal cantidad de sustancias explosivas en un almacén contiguo no pasa desapercibida para quienes se proponen llevar a cabo una operación encubierta de esta naturaleza. 

Hablar de una operación encubierta, sin embargo, nos llevaría también  a preguntarnos quién podría haber sido el autor y contra quién o contra cuáles intereses se dirigió tal acción encubierta. Se especula el hecho de que, tomando como base la situación particular de El Líbano y las diferencias entre grupos políticos militares en dicho país, sobre todo organizaciones que luchan contra el Estado de Israel, en particular la organización Hezbolá, el material almacenado fuera parte de los medios militares de esta organización. Se señala, además, que si los organismos de inteligencia de Israel habían recopilado información pertinente, dirigida a ubicar el depósito de tales componentes químicos en un lugar en particular, la manera de disponer de los mismos sería a través de una de dos opciones: una operación militar abierta, lo que permitiría ubicar al Estado de Israel como responsable de un acto de agresión militar contra un país soberano, lo que le haría responsable por las consecuencias que trajera en la población civil tal tipo de ataque; o el desarrollo de una operación encubierta de carácter militar, que tuviera como consecuencia la eliminación de ese componente químico en manos de una organización que Israel cataloga como terrorista, contra la cual mantiene un estado de beligerancia permanente, sin que se asuma o señale responsabilidad alguna hacia Israel por la acción de terrorismo de Estado.

Si lo ocurrido en Beirut fue o no un evento accidental, está por definirse; aunque ciertamente, si la investigación se orientara hacia el hecho de que estamos ante una acción planificada, posiblemente nunca sabremos con certeza si en efecto fue así. A diferencia de acciones catalogadas como terroristas llevadas a cabo por organizaciones, donde en muchos casos sus autores asumen la responsabilidad por los hechos; si en este caso hubo la participación de algún país en los eventos, dadas sus consecuencias internacionales, nadie se hará responsable.

El drama reciente que vive El Líbano se ha caracterizado durante los pasados meses por mucha inconformidad de parte de su población con las políticas económicas adoptadas por su gobierno. En la estructura de gobierno en El Líbano, según la define su Constitución de 1943, el poder político se reparte tomando en consideración las distintas corrientes religiosas que profesa su población. De esta manera, el 40% de los miembros del parlamento son cristianos de distintas denominaciones, entre ellos maronitas, católicos y ortodoxos; y el 60% son musulmanes, estos últimos divididos principalmente entre sunis, chiitas y drusos. En El Líbano se encuentran residiendo cientos de miles de refugiados palestinos, emigrados en distintos momentos de la historia, adscritos a distintas organizaciones políticas, como también, sectores de la población musulmana agrupada en organizaciones político-militares como Hezbolá.

Antiguamente conocido como Fenicia, en el territorio que hoy ocupa El Líbano, convergían las civilizaciones de Egipto, Mesopotamia, Grecia y Roma. Con la caída del imperio romano de Occidente, la región pasó a formar parte del Imperio Bizantino. A partir de los siglos VI y VII fue dominada por persas y árabes musulmanes. Durante las Cruzadas, fue un reino cristiano y en el Siglo XVI pasó a formar parte del Imperio Otomano. En 1860, aprovechando un conflicto interno, Francia interviene en la región y ocupa el Líbano. Luego de la Primera Guerra Mundial, Francia continuó ejerciendo su tutela sobre el territorio y luego sobre Siria, conforme al mandato recibido por la Sociedad de Naciones. Durante la Segunda Guerra Mundial, El Líbano formó parte del gobierno fascista de Vichy establecido en el sur de Francia, hasta que las fuerzas inglesas y de la denominada “Francia Libre” ocupan el territorio en 1941, proclamándose su independencia en 1943, cuando se crea un Estado político de unidad nacional árabe-cristiano-musulmán.

En los años 1975 y 1976, como resultado del incremento de palestinos refugiados en el Líbano y del desarrollo de conflictos entre las milicias árabes musulmanas y cristianas que se disputaban el poder político, se desató una guerra civil que se prolongó por espacio de varios años. En ella Israel intervino en apoyo de las milicias cristianas.

Años más tarde en 1982, en la Operación Luz para Galilea, Israel invadió el Líbano con el propósito de destruir a Hezbolá, lo que dio comienzo a la Quinta Guerra Árabe-Israelí. Frente a la invasión, las milicias de Hezbolá enfrentaron con éxito al ejército de Israel, dejando el conflicto una secuela, entre muertos y heridos, de 50 mil personas, la mayoría civiles. Fue durante esta intervención que, bajo la tolerancia  y complicidad de las fuerzas armadas de Israel, milicias cristianas libanesas llevaron a cabo las matanzas de palestinos en los campamentos de refugiados en Chabra y Chatilla, donde miles de palestinos perdieron la vida. Fue a raíz de la intervención militar de Siria en el conflicto con el envío de miles de tropas a El Líbano, que se alcanzó un alto al fuego.  La presencia siria en El Líbano se extendió por casi una década. Eventualmente,  el cuartel general de las milicias palestinas agrupadas en torno a la Organización para la Liberación de Palestina, fueron evacuadas de Beirut hacia el norte de África.

La segunda invasión de Israel ocurrió en el año 2006. Sus propósitos fueron frenar el desarrollo del fundamentalismo islámico en la población palestina, contribuir al aislamiento de Siria e Irán y destruir aquellas organizaciones islámicas que se planteaban la lucha armada contra Israel. Su justificación fue la liberación de dos soldados israelíes capturados por Hezbolá, algo insólito, dado el hecho de que en el pasado ya Hezbolá había capturado soldados israelíes y entre las dos partes habían producido intercambios de prisioneros.

En esta intervención de Israel se destruyeron más de 15 mil residencias; se provocó la muerte de más de 1,100 personas, la mayoría no combatientes; se destruyó gran parte de la infraestructura civil de El Líbano; se estableció un bloqueo a sus puertos; y se creó una zona desmilitarizada en la frontera sur con Israel; ello a pesar de que bajo el ordenamiento internacional, las zonas desmilitarizadas se establecen en el país agresor y no en el país agredido. Aún así, al final, Israel tuvo que abandonar, bajo la presión de Hezbolá, su ocupación  militar en El Líbano.

Ciertamente, los eventos que se desarrollarán a partir de los recientes sucesos provocados por las explosiones en el puerto de Beirut traerán posibles desarrollos no menos conflictivos en la geopolítica de la región. Se ha ordenado a una Comisión nombrada por el gobierno, llevar a cabo una investigación y presentar el informe con los hallazgos en un plazo de varios días. Mientras tanto, se producen distintos tipos de análisis sobre los acontecimientos donde la teoría de la conspiración no está ausente. Por ejemplo, se ha indicado el interés del gobierno francés por la adopción de medidas que permitirían enviar a El Líbano tropas europeas bajo el mando de Alemania mediante una Fuerza Conjunta Provisional de las Naciones Unidas; la renuncia del gobierno y la convocatoria a elecciones anticipadas, lo que significaría reducir la soberanía libanesa a un protectorado europeo, algo con lo cual Israel no debería tener mayores objeciones. Un escenario así, posiciona a la OTAN en una mejor posición frente a Siria, la Federación Rusa y la República Islámica de Irán, particularmente en el acceso que tendría la Flota Rusa del Mar Negro hacia el Mar Mediterráneo

Habrá que esperar cuál sea finalmente el resultado de cualquier investigación que pueda llevarse a cabo, sus conclusiones y las reacciones que en torno a la misma tengan países limítrofes como Israel o Siria, como también las posturas que asuman otras grandes potencias en apoyo a las posturas que países u organizaciones políticas o religiosas cercanas al El Líbano adopten. Se trata de un asunto sumamente serio sobre el cual todos y todas debemos prestar nuestra atención.