Con tantas cosas “buenas” ocurriendo en desde finales del pasado siglo cualquier lector de nuestra negra historia diría que la estamos pasando mejor. Se abolió la esclavitud. La mujer negra tiene algo de voz. El negro tiene cartas para jugar en la sociedad. ¿Quién lo diría?; un negro presidente en los Estados Unidos de América.
Hablemos de hoy, a 20 años de haber comenzado este milenio, este siglo. En la nación estadounidense, las personas negras o latinas casualmente son las que más mueren por la pandemia del Covid-19 y pareciera importar solo para las elecciones presidenciales. En Italia, la industria de la moda con voz de marcas internacionales como Zegna, Prada y Ferragamo dicen que unirse al movimiento Black Lives Matter para reclamar la desigualdad dentro de la moda italiana no es de su incumbencia.
En Inglaterra las personas negras están hartas de la burla racista; de recibir insultos por apodos como “mascotas”. Sudán, África del Norte; aún tiende a llamar a las personas de la raza negra, “esclavos”. Mujeres y hombres son víctimas del racismo heredado de los tiempos de conquista y descubrimiento de hace siglos atrás. Pareciera que en vez de abolir el racismo lo hicimos “común”. Como dirían los jóvenes del país; “ bajándole a la intensidad”. A tal modo que en las diferentes naciones del mundo la pregunta unísona y repetida surge…
¿Acaso importan las vidas negras?
¿Realmente sirven los cambios para “bien” cuando aun la pasamos peor que otras razas?