Mutilaciones Callejeras

Historia

Dedicado a las caras lindas de mi gente negra

…“Cortaron a Elena y se la llevaron al Hospital…”

Con voz cálida, profunda y sonora, Doña Loló entonaba aquel cántico a la infamia del hombre…

“Abu, que tu ‘tas cantando???”

“Ay mija, recuerdos de mis tiempo.  En todos lados se cuecen habas y Ponce tambien.  Elena era una negrita tan preciosa que la llamaban la reina del barrio playero donde nací.  Un buen día su malvado cortejo la agarró puteando y se vengó rajándole la cara! Fué algo terrible oir los gritos de los padres angustiados cuando se la llevaba la ambulancia.  Al enterarse el barrio de que Elena estaba en el hospital, tajeada la cara por aquel sinverguenza,  por poco lo linchan!” 

…“Eso sí que daba pena. Daban ganas de llorar. Cuando cortaron a Elena y se la llevaron pa'l hospital”…

“No jodan más a la Abuela!  Aunque ustedes no lo crean, los jodios macho boricuas tienen la manía de cortar a las mujeres.  Cuando yo tenía tu edad, en 1945, en el pueblo de Arecibo comenzaron a reportarse chorro de casos de mujeres a quienes les habian tajeado las nalgas! La ganga de los “Comandos” los mentaban. Estos mierdas se fueron cansando de Ponce y se esparcieron por otros pueblos de la Isla, siempre cerca de las escuelas por donde transitaban mujeres jóvenes, ensoñadas y bellacas. Aquí en San Juan es donde más tajearon nalgas fue en Santurce en la Pda. 20.  A mí me prohibieron acercarme allí! 

“Ustedes están cabronas!  Ahora son las mujeres las que tajéamos a los hombre.  A mí no hay ningún hijoeput que me ponga la mano encima. El que se atreva, me lo cargo,” sentenció, cual reina congolesa…Lo que pasa es que esta mamisonga lleva colgada al cuello, entre sus bimblines, un dije con una navaja escondia…

Con este reto al hombre, Tita dejó a su abuela y a su mamá erizadas de miedo y los ojos en blanco, encaminándose al beauty.  

“Voy a que me pasen el blower en esta cereta, que esta noche voy a parisear” se despidió la desalmada perla negra.

Aquella noche se enfajó, se maquilló, se embardurnó de su pintura de guerra, se bimblineo, lista para perrearse con los machos más bellos en el pariseo.  “Yo quiero rapearme al más bellaco que se me ofrezca.  Pero tiene que ser bien prieto, sato y putón que son los que a mí me gustan.”

Enfundada en una mini dorada, con la mitad de las nalgas afuera y las tetas Tita decidió acortar el camino, cruzando por la gasolinera, ansiosa de llegar a la disco.  “Puñeta,  se me clavó algo en las tights, rajándomelas…Lo último que faltaba sería que me diera tétano ahora. Me las tendré que quitar!” En la semi-oscuridad de la gasolinera abándonada, se dobló a quitarse los tacos, cuando los sintió.  Primero fueron jadeos, luego risas y de momento las pingas duras y salivosas que se le pegaron a la nalgas.  Se fue de boca, cayendo al piso, expuesta!  Sintió cuando la agarraban por los brazos y piernas, y le tapaban la boca con un trapo sucio con olor a mierda y orines.  “Puñeta, esta sí que tiene tremendo tajo...gárrenla bién que yo quiero ser el primero.”  Se revolcó como loca, agarrando la navaja, sin lograr zafarse de aquella turba de pingas blancas que la asediaban por ojo, boca y nariz.   Sintió como la penetraban cada vez más violentamente, excitados por la leche abundante que lubricaba su crica y el roto de su culo prieto.  Perdió todo vínculo con la realidad, tajeando a diestra y siniestra. Clamó en pensamientos a los cielos, a sus Santos, a su madre y a su abuela hasta que saciados, borrachos, endrogados, ensangrentados la dejaron en un bache de leche, mierda y orines,  Cuando al fin pudo reaccionar, quitándose el trapo de la boca, vomitó hasta el verde de las tripas, y comenzó a aullar como una loba.  Sus aullidos alcanzaron a oirse en la sala de su casa…corrieron madre y abuela a encontrase con la Tita desmoronada y sangrienta en un mar de lágrimas.

“Cielo Santo, me jodieron a la negrita!”  

“Gran Poder de Dios, ilumínanos.”

“Abu, corre a llamar a la policia…que traigan una ambulancia…”

Cuando, llorosas y temblorosas rodeadas de sus vecinos solidarios, eran cuestionadas en el cuartel, no podían casi hablar.   Alusinadas repetían que fueron los Comandos que le cortaron las nalgas a su negrita bella.

  “Señoras, les ruego que traten de tranquilizarse.  Nada de comandos, esos fueron la ganga de los Millones…que endrogados, se le fueron encima a la niña y la ultrajaron!”

Más tarde, en su cama de hospital, Tita lloraba suavemente, mientras relataba, con rabia, cada vez en un tono más triunfante, lo sucedido.  “No fueron los Comandos na.  Fueron los hijoe pu de Los Millones.  La sangre que vieron allí fué de los cabrones que pude tajear.” En los cuartos a su alrededor, los millones aullaban al son desesperado de sus tajos….

“…Cortaron a los millones y se los llevaron al Hospital…”