Alianza Proyecto Edúcate y Zona Ambiente - Parte 1

Zona Ambiente
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En mis aventuras feisbuqueras, siempre trato de encontrar  temas de interés para esta columna. Un venturoso día atrajo mi vista la excelente página “Edúcate”. Resultó ser el producto de un grupo de profesionales que se dieron a la tarea de diseñar una página  con el propósito de compartir información basada en evidencia sobre temas de interés para las familias e individuos de manera simple y accesible, de modo que el conocimiento se pueda difundir con mayor facilidad.

Descubrí que Melissa S. Sánchez, creadora de la página, cuenta con una Maestría en Educación, Maestría en Consejería Psicológica y actualmente se encuentra terminando el Doctorado en Consejería Psicológica. Ella cuenta con la colaboración de varios profesionales en el área de psicología, educación, trabajado social y otras disciplinas. La mayoría del contenido presentado es realizado por ella y por Javier Méndez Lozada, psicólogo licenciado.

En mi afán de mantenerlos al día con respecto a los conceptos básicos que debemos conocer para entender los mensajes dirigidos a nuestra Comunidad LGBTTIAQP+, quien mejor que “Edúcate” para guiarnos en este proceso por medio de un excelente trabajo de Javier, quien nos guiará en nuestro empeño.

A continuación les presentamos algunas de las muchas preguntas y respuestas que Javier considera que todxs nos hemos planteado en algún momento de nuestras vidas:

  1. ¿Qué es la orientación sexual?

La orientación sexual se refiere a un patrón perdurable de atracciones emocionales, románticas y/o sexuales hacia hombres, mujeres o ambos sexos. La orientación sexual también se refiere al sentido de identidad de cada persona basada en dichas atracciones, las conductas relacionadas y la pertenencia a una comunidad de otros que comparten esas atracciones.

Investigaciones realizadas durante varias décadas han demostrado que la orientación sexual varía desde una atracción exclusiva hacia el sexo opuesto hasta una orientación exclusiva hacia el mismo sexo. Sin embargo, la orientación sexual generalmente se clasifica en tres categorías: heterosexual (tener atracciones emocionales, románticas o sexuales hacia miembros del sexo opuesto), gay/lesbiana (tener atracciones emocionales, románticas o sexuales hacia miembros del mismo sexo) y bisexual (tener atracciones emocionales, románticas o sexuales tanto hacia hombres como mujeres). Este margen de conductas y atracciones se ha descrito en diversas culturas y naciones de todo el mundo. Muchas culturas usan etiquetas de identidad para describir a las personas que expresan estas atracciones. En Estados Unidos, las etiquetas más frecuentes son lesbianas (mujeres que sienten atracción por mujeres), varones gay (hombres que sienten atracción por hombres) y personas bisexuales (hombre o mujeres que sienten atracción por ambos sexos). Sin embargo, algunas personas pueden usar etiquetas diferentes o ninguna.

La orientación sexual se diferencia de los demás componentes del sexo y del género, incluidos el sexo biológico (las características anatómicas, fisiológicas y genéticas asociadas con ser de sexo masculino o femenino), la identidad de género (la sensación psicológica de ser de sexo femenino o masculino) y el rol social de género (las normas culturales que definen la conducta femenina y masculina). Al hablar de orientación sexual, es común referirse a ella como si solamente fuera una característica de un individuo, como el sexo biológico, la identidad de género o la edad. Esta perspectiva es incompleta porque la orientación sexual se define en términos de las relaciones con los demás. Las personas expresan su orientación sexual mediante conductas con otros, incluidas acciones tan sencillas como tomarse de la mano o besarse. Por lo tanto, la orientación sexual está estrechamente ligada a las relaciones personales íntimas que satisfacen nuestra profunda necesidad de amor, apego e intimidad. Además de las conductas sexuales, estos vínculos incluyen la atracción física no sexual entre compañeros, metas y valores compartidos, apoyo mutuo y compromiso continuo; a orientación sexual no es solamente una característica personal de un individuo. Más bien, la orientación sexual define al grupo en el que una persona probablemente pueda establecer las relaciones románticas satisfactorias y plenas que son un componente esencial de la identidad personal para muchas personas

2 ¿Cómo saben las personas si son lesbianas, gay o bisexuales?

De acuerdo con el entendimiento científico y profesional actual, las atracciones fundamentales que forman la base de la orientación sexual adulta por lo general emergen entre la etapa media de la niñez y el principio de la adolescencia. Estos patrones de atracción emocional, romántica y sexual pueden surgir sin ninguna experiencia sexual previa. Las personas pueden ser célibes y aun saber su orientación sexual—ya sea lesbiana, gay, bisexual o heterosexual. Diferentes personas lesbianas, gay y bisexuales tienen experiencias muy distintas con respecto a su orientación sexual. Algunas personas saben que son lesbianas, gay o bisexuales desde mucho tiempo antes de que realmente busquen establecer relaciones con otras personas. Algunas personas tienen actividad sexual (con compañeros del mismo sexo y/o del sexo opuesto) antes de asignarle una etiqueta clara a su orientación sexual. Debido a los prejuicios y la discriminación, a muchas personas les cuesta aceptar la identidad de su orientación sexual, por lo que asumir una identidad lesbiana, gay o bisexual puede ser un proceso lento. 

  1. ¿Qué hace que una persona tenga una orientación sexual en particular?

No hay un consenso entre los científicos sobre las razones exactas por las que las personas desarrollan una orientación heterosexual, bisexual, gay o lesbiana. Aunque se ha investigado mucho con respecto a las posibles influencias genéticas, hormonales, de desarrollo, sociales y culturales sobre la orientación sexual, no han surgido descubrimientos que permitan a los científicos concluir que un factor o una combinación particular de factores determina la orientación sexual. Muchas personas creen que tanto la naturaleza como la crianza cumplen roles complejos; la mayoría de las personas sienten muy poca o ninguna sensación de opción con respecto a su orientación sexual.

  1. ¿Qué rol cumplen los prejuicios y la discriminación en la vida de las personas lesbianas, gay y bisexuales?

Las personas lesbianas, gay y bisexuales en Estados Unidos enfrentan gran cantidad de prejuicios, discriminación y violencia debido a su orientación sexual. Durante gran parte del siglo XX hubo un intenso prejuicio contra las personas lesbianas, gay y bisexuales. Estudios de opinión pública realizados durante las décadas de 1970, 1980 y 1990 en forma rutinaria mostraron que, entre amplios segmentos de la población, las personas lesbianas, gay y bisexuales eran destinatarias de actitudes negativas fuertemente arraigadas. En épocas recientes, la opinión pública se ha opuesto cada vez más a la discriminación debido a la orientación sexual, pero las expresiones hostiles contra las lesbianas y los hombres gay siguen siendo comunes en la sociedad estadounidense contemporánea. Los prejuicios contra las personas bisexuales parecen estar a niveles comparables. De hecho, las personas bisexuales pueden enfrentar discriminación tanto de personas lesbianas como gay, además de heterosexuales. La discriminación contra la orientación sexual puede tomar muchas formas. Los fuertes prejuicios antigay se manifiestan en la alta tasa de acoso y violencia dirigidos hacia las personas lesbianas, gay y bisexuales en la sociedad estadounidense. Numerosas encuestas indican que el acoso y abuso verbales son experiencias prácticamente universales entre las personas lesbianas, gay y bisexuales. Además, la discriminación contra las personas lesbianas, gay y bisexuales en el empleo y la vivienda parece que continúa siendo muy común.

La pandemia del VIH/SIDA es otra área en la que los prejuicios y la discriminación contra las personas lesbianas, gay y bisexuales han tenido efectos negativos. Al principio de la pandemia, la presunción de que el VIH/SIDA era una “enfermedad gay” contribuyó a retardar las medidas destinadas a enfrentar la gran conmoción social que generaría el SIDA. Los hombres gay y bisexuales han sido afectados desproporcionadamente por esta enfermedad. La asociación del VIH/SIDA con hombres gay y bisexuales, y la creencia inexacta de algunos de que todos los hombres gay y bisexuales estaban infectados, ayudó a estigmatizar aún más a las personas lesbianas, gay y bisexuales. 

  1. ¿Cuál es el impacto psicológico de los prejuicios y de la discriminación?

Los prejuicios y la discriminación tienen un impacto social y personal. A nivel social, los prejuicios y la discriminación contra las personas lesbianas, gay y bisexuales se reflejan en los estereotipos cotidianos de los

miembros de estos grupos. Estos estereotipos persisten a pesar de la falta de evidencia que los respalden, y a menudo se usan para justificar el trato desigual hacia las personas lesbianas, gay y bisexuales. Por ejemplo, las limitaciones en las oportunidades laborales, en la crianza de hijos y en el reconocimiento de relaciones a menudo se justifican por presunciones estereotípicas acerca de las personas lesbianas, gay y bisexuales. A nivel personal, dichos prejuicios y discriminación también pueden tener consecuencias negativas, especialmente si las personas lesbianas, gay y bisexuales intentan ocultar o negar su orientación sexual. Aunque muchas lesbianas y hombres gay aprenden a enfrentar el estigma social relacionado con la homosexualidad, este patrón de prejuicio puede tener graves efectos negativos sobre la salud y el bienestar. Las personas y grupos pueden ver el impacto del estigma reducido o aumentado por otras características tales como la raza, el origen étnico, la religión o una discapacidad. Algunas personas lesbianas, gay y bisexuales pueden enfrentar un estigma menor. Para otros, la raza, el sexo, la religión, la discapacidad u otras características pueden exacerbar el impacto negativo de los prejuicios y de la discriminación. Los prejuicios, la discriminación y la violencia generalizados a los que las lesbianas y hombres gay se ven expuestos a menudo constituyen preocupaciones importantes con respecto a la salud mental. Los prejuicios sexuales, la discriminación contra la orientación sexual y la violencia antigay son fuentes importantes de estrés para las personas lesbianas, gay y bisexuales. Aunque el apoyo social es crucial para manejar el estrés, las actitudes antigay y la discriminación pueden hacer que sea difícil para las personas lesbianas, gay y bisexuales obtener dicho apoyo. 

  1. ¿Es la homosexualidad un trastorno mental?

No, las orientaciones lesbianas, gay y bisexuales no son trastornos. Las investigaciones no han encontrado ninguna asociación inherente entre alguna de estas orientaciones sexuales y la psicopatología. Tanto la conducta heterosexual como la homosexual son aspectos normales de la sexualidad humana. Ambas han sido documentadas en muchas culturas y épocas históricas. A pesar de la persistencia de los estereotipos que muestran a las personas lesbianas, gay y bisexuales como trastornadas, varias décadas de investigaciones y experiencia clínica han llevado a todas las organizaciones médicas y de salud mental de este país a concluir que estas orientaciones representan formas normales de la experiencia humana. Las relaciones lesbianas, gay y bisexuales son formas normales del vínculo humano. Por lo tanto, hace tiempo que estas organizaciones han dejado de clasificar la homosexualidad como un trastorno mental.

  1. ¿Qué sucede con las terapias destinadas a cambiar la orientación sexual de homosexual a heterosexual?

Todas las principales organizaciones de salud mental del país han expresado oficialmente su preocupación con respecto a las terapias que afirman modificar la orientación sexual. Hasta la fecha, no ha habido investigaciones científicas adecuadas para demostrar que las terapias destinadas a cambiar la orientación sexual (a menudo llamadas terapia reparativa o de conversión) sean seguras o eficaces. Además, es probable que la promoción de terapias de cambio refuerce los estereotipos y contribuya a crear un clima negativo para las personas lesbianas, gay o bisexuales. Esto parece especialmente probable para las personas lesbianas, gay y bisexuales que crecen en entornos religiosos más conservadores. Las respuestas útiles por parte de un terapeuta que trata a una persona con problemas por su atracción hacia el mismo sexo incluyen ayudarle a manejar activamente los prejuicios sociales contra la homosexualidad, resolver con éxito temas relacionados con los conflictos internos o derivados de ellos, y a llevar una vida feliz y satisfactoria. Las organizaciones profesionales de salud mental llaman a sus miembros a respetar el derecho de cada persona (cliente) a la autodeterminación; a ser sensibles a la raza, cultura, origen étnico, edad, género, identidad de género, orientación sexual, religión, condición socioeconómica, idioma y condición de discapacidad de cada cliente que traten, y a eliminar los prejuicios basados en estos factores.

  1. ¿Qué es “salir del closet” y por qué es importante?

La palabra “revelarse” se usa para referirse a diversos aspectos de las experiencias de las personas lesbianas, gay y bisexuales: la autoconciencia de las atracciones hacia el mismo sexo; contarle a una o a pocas personas sobre estas atracciones; una revelación generalizada sobre las atracciones hacia el mismo sexo; y la identificación con la comunidad lesbiana, gay y bisexual. Muchas personas dudan en revelarse debido al riesgo de enfrentarse a los prejuicios y a la discriminación. Algunas personas optan por mantener en secreto su identidad; algunas deciden revelarse en circunstancias limitadas; otras deciden revelarse públicamente. Darse cuenta es un paso psicológico importante para las personas lesbianas, gay y bisexuales. Las investigaciones han demostrado que sentirse bien con respecto a la orientación sexual propia, e integrarla en la vida personal, fomenta el bienestar y la salud mental. Esta integración a menudo incluye revelar la identidad propia a los demás; también puede conllevar participar en la comunidad gay. Poder hablar sobre la orientación sexual propia con otros también aumenta la disponibilidad de apoyo social, que es fundamental para la salud mental y el bienestar psicológico. Al igual que les sucede a los heterosexuales, a las lesbianas, hombres gay y personas bisexuales les hace bien poder compartir su vida con la familia, amigos y conocidos y recibir su apoyo. Por lo tanto, no es extraño que las lesbianas y hombres gay que sienten que deben ocultar su orientación sexual presenten problemas de salud mental con mayor frecuencia que las lesbianas y hombres gay que son más abiertos; incluso pueden tener más problemas de salud físicos.