Más allá de los comicios

Política

Hágase una gran mentira, hágase simple,

manténgase repitiéndola y eventualmente

ellos la creerán.

Joseph Goebbels

(Ministro de propaganda de la Alemania Nazi)

A partir del epígrafe, podría establecerse que los problemas que tuvo Ángel Cintrón, como artífice de la propaganda del “SÍ”, fueron frabricar la mentira y el pensar que la mayoría de los votantes la creerían. Debo expresar con toda sinceridad que, antes de que se conocieran los resultados de la votación del referéndum del pasado 19 de agosto, pensé que la mayor parte del electorado creería en el terrorismo de estado que en este país se había venido configurando a través de una propaganda atroz. Sin embargo, ha sido maravilloso ver que me equivoqué. Esta equivocación realmente ha sido sublime. Se ha derrotado, inclusive en distritos que han sido bastiones del PNP como San Juan y Bayamón, un intento histórico de tomada de pelo, se ha confrontado a la ideología de estado por medios pacíficos, pero contundentes.

Ésta es una gran victoria en la preservación de derechos y del interés de la legítima representatividad. No obstante, los problemas que causan la criminalidad siguen vivitos y coleando. No se puede creer, ni por un instante, que con la derrota electoral del “SÍ” se ha llegado a un punto clave en la solución de dichos problemas. De hecho, tengo la impresión de que para muchos votantes esta elección fue más una cuestión de vendetta que de enfrentar efectivamente problemas de fondo. Si bien Luis Fortuño Burset y Alejandro García Padilla recibieron sendas derrotas, esto no implica que ello debe obnubilar la mirada crítica a una sociedad. Las movilizaciones en contra del “SÍ” deben ir hacia el frente, deben catapultarse hacia movidas o respuestas multisectoriales y transversales a los problemas de desigualdad social entendida ésta en un sentido amplio. En ese rubro, la elección pasada ha sido sólo la punta del iceberg.

De maneras a veces evidentes y en muchas otras ocasiones más solapadas, la marginación y el discrimen siguen haciendo de las suyas en Puerto Rico. No se puede continuar entendiendo las oportunidades y posibilidades como cuestiones relativas a las relaciones, contactos o “palas” que alguien tenga para ocupar posiciones. De cada quien de acuerdo con sus posibilidades, a cada quien de acuerdo con su trabajo. Lo anterior suena todavía bastante radical, sin embargo sigue siendo una expresión certera. No continuar la lucha y las movilizaciones contundentes hacia la construcción de una sociedad un tanto diferente y más equitativa implicaría que los resultados de la pasada elección no significarán mucho más que simples cifras, simples resultados. No pueden entenderse las movilizaciones como terminadas una vez que se logren pequeñas victorias en un universo tapizado de problemas. Quizá ése ha sido uno de los ceñuelos que el propio estado ha utilizado: hacerle creer a la población que ha ganado ciertas luchas y luego hacer legislaciones para acotar y cercar el alcance de los logros obtenidos.El caso de la huelga de la UPR así lo evidenció.

Los artífices del terrorismo de estado siguen en control del gobierno y pareciera que nada les impide aprobar legislaciones que atenten en contra de los derechos civiles como ha quedado demostrado con la aprobación del nuevo código penal. Que no se caiga en la tradicional movilización de cada cuatro años. A cada instante hará falta mayor claridad de visión y contundencia en la denuncia. Puerto Rico y el conjunto de sus lamentables problemas van mucho más allá de comicios electorales. La acción social debe tener como punto clave la voluntad. Sin ella, seguiremos viviendo en la cotidianeidad de los simulacros. Seguiremos en los mismo.