La metamorfosis de la música de Puerto Rico de Quique Talavera

Cultura

(San Juan, 11:00 a.m.) Con su libro recién publicado libro el baterista y director musical Quique Talavera le hace un tributo a una época que jamás volverá. Era la época donde había tantos espectáculos musicales en Puerto Rico que los músicos disponibles no daban abasto. Así era la cosa en la Isla en los años sesenta y setenta, décadas de gloria para la música latina en vivo.

Su recién libro tiene el título La Metamorfosis de la Música de Puerto Rico del 1959 al Presente. El tema de las grandes bandas hoteleras y clubes nocturnos en los años sesenta, y un poco menos en los setenta es un tema que se ha tratado muy poco dada las tendencias musicales de hoy día. Lo fundamental es que al cerrar Cuba como centro de entrenamiento, Puerto Rico, con su sensibilidad musical, se convirtió en el centro musical del Caribe.  Sobre eso no hay nada que argumentar. El autor, quien estuvo en el ajo de la cosa en el Puerto Rico de esa época es el hombre apropiado para relatar esta historia, especialmente el período de I959 hasta los setenta, cuando prácticamente comenzaron a bajar el turismo y decaer o desaparecer algunos clubes y hoteles.

Todos sabemos que el uso de pistas para acompañar a un cantante en vez de músicos se trata que abaratar costos. Pero no suena igual en vivo. Las pistas musicales rompieron la hegemonía de la música en vivo, a pesar de la virtuosidad de los músicos, tanto en las participaciones de conjunto o de orquesta.

Gracias a la Federación de Músicos, ya desaparecida, los músicos tenían trabajo asegurado, y cotizaban para el Seguro Social. La federación tenía poder además en los hoteles. Eso fue desaperiendo cuando los hoteles bajaron la clasificación de los músicos de empleado regular a una de contratista independiente, lo que prácticamente anuló beneficios para los músicos. Se acabó de esta forma el trabajo garantizado.

Bandas y conjuntos hubo de más en la época, y confío que Talavera los haya mencionados a todos. Pero este no es un libro de revancha y de indignación; solo cuenta con cariño lo que presenció y vivió.

Quiero mencionar la cantidad de artistas internacionales que  cantaron en la Isla, entre ellas  Etta  Fitzgerald y Sarah Vaughn, las reinas del jazz vocal femenino, Sammy Davis, Jr. y grupos gigantes de R&B como The Temptations. 

Tito Rodríguez y Tito Puente, dos de los más grandes del sabroso mambo iban y venían de la Isla.  El libro toca  al presente muy esquemáticamente, pero hoy en día el que quiera va al “Choliseo” a ver a los artistas dentro de una muchedumbre y desde una  silla tan remota que tiene que mirar a las pantallas gigantes y borroso para ver a los músicos. Eso de ninguna manera es un buen sustituto para ver en un ambiente más íntimo a  cantantes como lo fueron Gilberto Monroig, Santitos Colón, Daniel Santos,  Lucho Gatica, Miguelito Valdez o el mismo Marco Antonio Muñoz.