Hoy, dile adiós al PNP

Cultura

(San Juan, 12:00 p.m.) Llegó la recta final. Hoy los puertorriqueños escogerán al grupo de personas que administrarán la colonia más antigua del mundo por los próximos cuatro años. No pretendo decirle como votar, ese es su derecho individual. Ahora bien, deseo analizar brevemente con usted lo que sucedió durante este cuatrienio.

Estos cuatro años han estado marcados por la corrupción la ineptitud y la mediocridad. El voto dividido del 2016 nos dejó con un gobierno incompetente, administrado por un grupo de niñatos bitongos que nos sumieron en la pobreza y descalabraron aún más las finanzas gubernamentales. El Partido Nuevo Progresista (PNP) obtuvo el 41% de los votos emitidos llevando a La Fortaleza a Ricardo Rosselló Nevares.

El grupo de amiguetes de Rosselló Nevares, manejados por su amigo del alma y titiritero, Elías Sánchez, llegó al poder con la única intención de saquear las arcas gubernamentales. Desde el segundo día en el poder, establecieron un sistema paralelo administrativo en los dos departamentos que más dinero reciben, Educación y Salud.

El pillaje era evidente. La crisis generada por el huracán María empeoró la situación. Se descubrieron camiones repletos de suministros que nunca fueron repartidos y hubo serios cuestionamientos sobre el manejo de los fondos otorgados por el gobierno federal para enfrentar la crisis.

Hubo señalamientos, pero el Departamento de Justicia y su secretaria, Wanda Vázquez Garced, se hicieron sordos a los reclamos del pueblo. La situación se hizo tan insostenible que el gobierno federal tuvo que intervenir. En julio del año pasado un gran jurado federal emitió una acusación de 32 cargos contra Alberto Velázquez Piñol, consultor de salud; Julia Keleher, exsecretaria del Departamento de Educación; Ángela Ávila, exdirectora ejecutiva de Administración de Seguros de Salud (ASES); Fernando Scherrer, socio administrador de la BDO; Glenda Ponce, exayudante especial de Keleher en el DE; y su hermana Mayra Ponce, dueña de la compañía Colón & Ponce.

La situación no terminó allí. Se dio a conocer un famoso chat donde Rosselló y sus amiguetes se burlaban de todos y hasta aseguraron que podían coger de pendejos hasta a sus correligionarios.

El pueblo reaccionó enfurecido. Marchamos hasta que obligamos a Rosselló a renunciar y largarse del país. Sin embargo, sus acólitos del PNP no aprendieron la lección.

Pedro Pierluisi Urrutia, ex abogado de la Junta de Supervisión Fiscal, ex comisionado residente y ahora aspirante a la gobernación se auto proclamó gobernador dando un golpe constitucional. El Tribunal Supremo lo detuvo. Se salvaguardó la Carta Magna, pero el pueblo heredó a Wandita, la misma secretaria que no investigó los escándalos de Rosselló Nevares.

Fuimos de mal en peor. Hubo temblores y llegó la pandemia. El gobierno PNP probó una vez más su incapacidad para enfrentar las crisis gubernamentales y favorecer a sus amiguetes.

Los arrestos federales nos sacudieron una vez más. Esta vez cayeron dos representantes, entre ellos la farisea María Milagros Charbonier, bastión del fundamentalismo religioso. Las investigaciones federales continúan.

El último golpe al pueblo fue descubrir los salarios que perciben algunos empleados de la Legislatura y los jugosos contratos de los amiguetes de Thomas Rivera Schatz, presidente del Senado y Carlos Johnny Méndez, presidente de la Cámara de Representantes (entre ellos la pastora de su iglesia con $10,000 mensuales).

El PNP le falló a Puerto Rico. Lo interesante es que no solo nos fallaron a nosotros, también les mal administraron la finquita a los amos imperiales. De hecho, como dice la anexionista Miriam Ramírez de Ferrer, el PNP es el peor enemigo de la estadidad. Los federales no quieren ladrones robándoles sus ganancias.

Llegamos a las elecciones. Le pido que piense bien a quién le va a prestar su voto. Lo invito a plantearse el futuro que usted quiere para Puerto Rico. No crea cuentos de caminos, ni promesas de mejores salarios que dependen de empleadores abrumados por los impuestos ni que las cosas mejoraran porque los mismos que prometen son los mismos que nos fallaron ahora y también nos fallarán mañana.

Las grandes preguntas que usted debe hacerse antes de votar es ¿soy cómplice de la corrupción? ¿Apoyo a un grupo de ladrones que juegan con el futuro de la Patria y empobrecen al pueblo puertorriqueño? ¿Me siento orgulloso de ser puertorriqueño?

Piense y vote con su conciencia.

Por mi parte, ya voté.