(San Juan, 1:00 p.m.) El candidato a la gobernación por el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), senador Juan Dalmau Ramírez, está convencido de que, independientemente de los resultados electorales de este martes, hay un camino de lucha que hay que recorrer para alcanzar la transformación de Puerto Rico.
“Estoy muy agradecido de la forma en que la gente ha reaccionado a mi candidatura, pero esta lucha no termina el día de las elecciones”, expresó a la agencia Inter News Service (INS), al tiempo que recordó que, como bien ha establecido en su discurso político, esta lucha se trata de carácter y de dónde se ha estado “cuando el pueblo el pueblo necesita de uno”.
En tal sentido, el rutilante el político –convertido en una especie de estrella cinematográfica– reconoce que ha habido un cambio en su personalidad que ha contribuido a que el pueblo lo tome en cuenta para la posición de gobernador de Puerto Rico y esto, en cierta forma, lo atribuye a la madurez alcanzada a sus 47 años de edad.
“Cuando fue candidato a la gobernación en 2012, reconozco que era muy joven y me proyectaba con un carácter fuerte para que me tomaran en cuenta ante la responsabilidad que había delegado en mi el Partido, pero hoy día con la experiencia acumulada en las campañas políticas me siento más relajado”, explicó en un aparte con la agencia INS después de atender a otros periodistas.
Cuando el senador independentista habla de carácter, no se trataba solo de mostrarse duro a los ojos de los demás, sino de lo que representa el compromiso con el ideal político en el cual persevera, con el convencimiento de un día ver a Puerto Rico levantarse sobre sus pies, para forjar su futuro sin necesidad de mantener la mano extendida, como han convertido en una tradición “los rojos y azules”, como se refiere en alusión al Partido Popular Democrático (PPD) y el Partido Nuevo Progresista (PNP).
Por eso, asumió con entereza la lucha por la salida de la Marina de Guerra de la isla municipio de Vieques, por la que terminó arrestado, como decenas de sus compatriotas, y cumplió 33 días de prisión, condenado en el Tribunal Federal de Estados Unidos en Puerto Rico, cuya jurisdicción nunca reconoció al igual que otros tantos desobedientes civiles.
“Nada de cuanto he hecho como militante del PIP tiene otro propósito que servir a la Patria”, comenta con serenidad, al tiempo que agradece que personas “de todas las edades” le muestren su simpatía, lo que le ha llevado a visitar personas en distintos lugares, como aquella señora cuya nieta grabó un vídeo con su celular enalteciendo su integridad como político o la vecina de una urbanización que amenazaron con multar por exhibir frente a su hogar una pancarta de su candidatura a gobernador.
Dalmau Ramírez está convencido de que la gente se ha despojado de muchos de los prejuicios que, a través de décadas de persecución al independentismo y nacionalismo puertorriqueño se han establecido como verdades absolutas, aunque sabe que estas elecciones van a marcar un antes y un después en ese sentido.
Con su carácter político definido, después de años de lucha política en los más diversos frentes, siempre aferrado al principio de la independencia, a pesar de provenir de una familia vinculada siempre al PPD, Dalmau Ramírez no tiene más ambición que la de ver su patria transformada por la voluntad de un pueblo que reconoce trabajador y dispuesto, como ya lo hizo en las primeras semanas de la devastación del huracán María, de levantarse solo, aferrado a la solidaridad, cuando incluso faltó la presencia del gobierno.
Tal vez por esta razón, dicen convencido que “esta lucha no termina el día de las elecciones, por el contrario, es cuando más fuerza adquirirá”.