Elecciones 2020 [todo cambia y nada cambia]

Política

Así como todo cambia
que yo cambie no es extraño

Mercede Sosa

(San Juan, 9:00 a.m.) Las elecciones del 2020 tienen una variable incuestionable:  el Movimiento Victoria Ciudadana provocó un sismo, que produjo una ola que afectó a todo el mundo, provocando cambios en todas las organizaciones políticas, así como en la misma ciudadanía.  La consigna de vamos a “terminar con el bipartidismo” se introdujo en el imaginario como nunca antes había pasado.  Por lo tanto, esa variable es incuestionable.

Lo que si es cuestionable es la “fiesta”  que los  analistas, todas y todos, han provocado de que estamos ante el fin del bipartidismo.  En realidad, eso no pasó.  Pese a que en San Juan, si pasó. 

Si uno toma la estructura primaria del país, los municipios, de 78 municipios existentes, 77 fueron conquistados por los mismos partidos tradicionales que desde el 1968 se intercambian el poder municipal en Puerto Rico.  La victoria de un candidato independiente en la alcaldía de Guánica, Edgardo Cruz, es parte de una larga tradición en Puerto Rico de alcaldes independientes. ¿Se acuerdan de Santos Negrón en Cabo Rojo?   En el caso de Aguas Buenas, hubo otro candidato independiente, Fabián Carrión, que llegó segundo en la contienda, pese a no haber ganado.  En total hubo cinco candidatos independientes para las alcaldías de la isla.

De otro lado, las asambleas municipales, hoy todas responden a los dos partidos dominantes.  Estos mantuvieron en este nivel la hegemonía en este nivel, lo cual requiere una reflexión más sesuda de los que queremos forjar otro país.

De otro lado, en la gobernación se mantuvo en dos partidos tradicionales, con 65 por ciento de los votos generales, para el Partido Nuevo Progresista (PNP, 33 por ciento)  para el Partido Popular Democrático (PPD, 32 por ciento). Mientras el Partido Independentista Puertorriqueño obtuvo casi el 14 por ciento de los votos emitidos, mientras que entre el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), Partido Dignidad (PD) y Eliezer Molina, entre los tres alcanzaron el 21 por ciento de los votos.   En esta suma de estadísticas, lo que se refleja es que la baja participación electoral, unido a la diversidad de opciones, diversificó el comportamiento de las persona elector.  No obstante, la tendencia dominante fue sobre los partidos históricos quienes se repartieron, para bien o mal la isla.

Ahora bien, en una tasa de participación muy baja con un 52.84 sobre los electores inscritos (2.355 millones).  Mientras en el 2016, había participado el 55.45 por ciento de los electores inscritos (2.867 millones). Tan alarmante es la pérdida de electores (universo general) como así la participación.  Por lo tanto, los partidos políticos aquí ninguno ya es de mayoría, y ante mayor oferta, la diversificación del elector/a se impone.

Los tres últimos datos que se imponen con mucha obligación son los siguientes: primero, la contienda por la candidatura de San Juan.  Aquí el MVC, comandado por el legislador Manuel Natal, se impuso como una segunda fuerza que quebró el bipartidismo.  De salir o no electo, sí es cierto que el bipartidismo aquí se quebró. Esto requiere un ejercicio importante de parte de MVC para alcanzar dicha silla municipal en el 2024.

De otro lado, Juan Dalmau, se beneficio oportuna y prudentemente de la insatisfacción de los electores del PNP quienes a razón de 90 mil votos, lo endosaron a él, a su partido y a Jennifer González, pero no así a Pedro Pierluisi. Es un dato importantísimo que merece ser estudiado.

Finalmente, en la consolidación de los partidos políticos tradicionales, al día de hoy en ninguno de los 77 municipios, los legisladores municipales son de otro partido que no sea el PNP y/o PPD.  Esto es lamentable, pero así son los números hoy.

Nos parece que el momento uno para explorar la complejidad del proceso electoral en Puerto Rico.  Es momento de tomarnos el mismo de forma seria, y explorar como componer el proceso con alternativas reales que hoy, como bien dijo ayer Juan Dalmau en un correo electrónico, se abren posibilidades reales para ser contendientes.

Es momento de volver a pensar en lo que hemos alcanzado, sin sumergirnos en consignas de “muerte”, “fin” o “desaparición” de esto o lo otro. Vivimos un proceso único de mestizaje electoral. Aun no sabemos como termina. Pensemos.