MVC o la nueva narrativa [¿será posible?]

Voces Emergentes

La defensa de la integridad de los votos es un asunto que nos concierne a todos.  El secuestro de la imparcialidad y de la objetividad, junto al que ahora cantidades significativas de votos son gestionados por los partidos gracias a un código electoral que poco tiene que ver con la democracia y mucho con la concentración y perpetuación del poder en manos de un sector, en el fuero destinado a tomar decisiones que todos podamos aceptar gracias a un acuerdo de legitimidad basado en la Buena fe, pone en grave peligro la estabilidad misma del país.

El manejo del poder al interior de un colectivo es la fuente más inestable de violencia social, caldo de cultivo de las confrontaciones civiles que tanto daño le han hecho al tejido social de la humanidad.  Precisamente para evitar la confrontación violenta, la Sociedad llega a un acuerdo en relación a como se habrá de manejar ese poder de forma tal que todas las fuerzas, PRESENTES Y FUTURAS, tengan la participación necesaria como para evitar la confrontación violenta, y que el proceso goce del aval de legitimidad bajo el cual la Sociedad se vea conforme con el proceso.  

Eso requiere reglas claras concertadas por TODAS las fuerzas representativas, protocolos verificables y aceptados por todos, y ante todo un ESTADIO DE OBJETIVIDAD E IMPARCIALIDAD que permita que de allí emerjan resultados reales legitimados por el proceso, que, en el caso de nuestro país, se definió como un proceso democrático.  

La sombra de fraude electoral que caen sobre el manejo y resultados de los recientes comicios gracias a las irregularidades constatadas en la unidad 77, afectando dramáticamente el resultado para la Alcaldía de SJ  y el Precinto 3 de SJ en particular, victimizan al pueblo de PR de forma cruel y sistemática.  La esfera de poder del bipartidismo con su desafortunado historial de corrupción (léase robo al pueblo con el fin del enriquecimiento ilícito para lo cual buscan control del gobierno para facilitarlo y protegerse); el ahorcamiento constante de cualquier fuerza que lo ponga en peligro, incluyendo los esfuerzos velados de evitar el surgimiento de cualquier otra fuerza sociopolítica que amenace la hegemonía; el truco de mantener la pugna de poder atada a unas fórmulas de estatus INCONSECUENTES manteniendo el debate político alejado de los asuntos de la administración pública en la psiquis del colectivo, azuzando su temor a la supervivencia, su sentido de identidad, su complejo de inferioridad en una mentalidad colonial…se centran en una fin nefasto: concentración y retención del poder por sobre los recursos y erario de Puerto Rico (PR).  

En este marco, el sector del pueblo de PR que se desafilió del bipartidismo presenta una fuerza que amenaza, en especial luego del Verano del 2019. Una amenaza que buscan desarticular a cualquier costo.  De ahí que el foco del ataque sea el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) que emerge como fuerza por fuera de los esquemas y parámetros que esta elite de poder controla.  Una fuerza que no se abandera de un estatus (como el Partido Independentista Puertorriqueño, PIP al que aprendieron a manejar con sus estrategias de inducir temor por via del estatus), que no se abandera con una línea derecha/izquierda para la cual tienen el discurso “nos come el comunismo” preparado, que no se planta identifica como fuerza religiosa, con la que los partidos ya saben identificarse y manejan.  Una fuerza que se abandera con  una politica publica de progreso y bienestar y de anticurrupcion y transparencia. Frente a ese discurso, no tienen contra-narrativa. He ahí el detalle.  

Sin embargo, miremos de lo micro a lo macro. Aquí no solo se trata de agarrar la alcaldía de SJ y el precinto 3 a lo como sea para dar más poder al Partido Nuevo Progresista (PNP), sino que se intenta anular a figuras peligrosas en tanto que han logrado tocar una fibra que los partidos tradicionales no saben contrarrestar: el deseo de honestidad, compromiso real al servicio público, y competencia.  

Necesita desinflar la presencia de Manuel Natal (quien abandonó al Partido Popular Democrático, PPD, siendo muestra fehaciente del resquebrajamiento del bipartidismo) por lo que es y representa, y mantener a raya a Eva Prados (quien, además de crearles un problema con la acción legal para hacer público los sueldos y demás de los representantes y senadores, ha demostrado una fibra ética y aguerrida con la que el Capitolio no puede bregar) por lo que es y el apoyo de base que tiene.    Entra en este punto al análisis el fenómeno del  MVC; una fuerza política que, como menciono anteriormente, no encaja en las preconcepciones del monstruo político que parte del estatus para movilizar y crear proyecto de gobierno, que ninguno de los otros partidos encuentra como antagonizar al no tener práctica debatiendo programas, sino valiéndose de la defensa de fórmulas de estatus para movilizar al pueblo.  

El MVC trae con su debut la posibilidad de consolidar una dinámica política por fuera de las estructuras de poder cementadas por medio del control de los partidos tradicionales, específicamente PNP y PPD, y por fuera de la práctica de acceder al poder por la vía del ideal de estatus que tan poco ha tenido que ver con el desarrollo de la política pública y la defensa del interés vital del pueblo puertorriqueño. Esa posibilidad puede o no consolidarse a futuro en el MVC.  ¡Puede hasta evolucionar en otra dirección!

Lo importante es que se logró la fisura que puede agrietar la estructura y dar paso a una nueva era política. No podemos permitir que sellen la fisura para evitar el fin del reinado. Esto es más grande que MVC; Trasciende a nuestro futuro. Esto es  tan grande como nuestra esperanza.  Por eso, tenemos que dar la pelea y ganarla.