(San Juan, 12:00 p.m.) El pasado 3 de noviembre una vez más Puerto Rico eligió la estadidad con un 52.3% a favor. Desde el 1967, esta es la sexta vez que somos ignorados. Esto demuestra que el poder de cambiar nuestro status no yace en nuestras manos.
Me resulta muy sorprendente a primera instancia el que sea el Congreso los únicos capaces de realizar esta proeza por y para nosotros. ¿Por qué estamos buscando cambiar el status?
Como Estado Libre-Asociado, Puerto Rico solo se ha visto con fronteras económicas que se traducen lógicamente a fenómenos sociales. Nuestro territorio produce para exportar ganancias. Al sacar y no reponer recursos sólo hemos alcanzado déficits en todas las estratas sociales. Se queman vidas puertorriqueñas para mantener el fuego de empresas internacionales. Esto es porque en derechos constitucionales no somos iguales al resto de los ciudadanos americanos. Es en la constitución donde se establecen, entre otras cosas, los derechos y deberes del ciudadano. Con ella ganamos el deber de representar a los Estados Unidos (guerras) pero no el de tener más que una voz.
Por ello, dependemos de senadores como Chuck Schumer para que se tome en serio (con pinzas) el tema de la estadidad para la isla entre ellos (los estados). ¿Hasta cuándo sobreviviremos el no ser atendidos con la prioridad que merece cualquier otro ciudadano de un determinado país? ¿Es la independencia la mejor o la peor de las opciones?
¿Es la independencia la mejor opción para Puerto Rico? [que conteste Schumer]
