Navidades [a lo loco]

Política

(San Juan, 1:00 p.m.) Es una Navidad atípica. La característica algarabía de la temporada navideña ha sido silenciada por la terrible pandemia que ha azotado el planeta. Sin embargo, no todo es negativo. Esta Navidad nos obliga a un reencuentro con quienes somos y nos fuerza a convivir en familia.
En el pasado hemos silenciada la voz de la conciencia. Buscábamos fiestas donde celebrar las pascuas, alejados de la familia y de los verdaderos amigos. Había que hacer ruido, no podíamos pensar, ni siquiera sensibilizarnos ante el dolor ajeno.  El mensaje de amor era hueco, palabrerías sin sentido para crecernos ante otros. 
La religiosidad de la época sucumbió ante una sociedad consumista y hedonista. Cristo se convirtió en una parodia, una caricatura más entre los muchos símbolos que a diario nos inundan los sentidos para no hacernos pensar.
Estas pascuas nos han forzado a convivir con los que habitan nuestro espacio. Por supuesto, la violencia, los divorcios, los embarazos han aumentado. No es lo mismo residir bajo un mismo techo que compartir la vida con otro. La pandemia nos ha obligado a redescubrir a la gente que vemos a diario, pero se habían convertido en sombras desconocidas.
No es lo mismo vivir que convivir. Hemos descubierto la verdad de la frase aquella que reza el amor es ciego. El ajetreo de la sociedad tecnológica nos cegó. El amor se fue convirtiendo en desamor, empero no lo percibíamos. Ahora nos han obligado a conocer a los desconocidos que convivían con nosotros bajo el mismo techo.
Las parejas se han dado cuenta que esa persona con quien andan por la vida tiene múltiples defectos. Los padres, acostumbrados a que los maestros los sustituyan en el cuido diario de los hijos, se han percatado que el niño y la niña no son aquellos virtuosos que se imaginaban. Los vecinos se han conocido y muchas veces la imagen negativa que percibíamos no era tal.
La pandemia nos ha confrontado con la realidad, empero no ha nos ha robado el espíritu navideño. He notado como los adornos navideños han proliferado. Las redes sociales se han llenado de felicitaciones y mensajes sobre la temporada.
Ahora bien, la gran pregunta es ¿cómo debemos celebrar la Navidad?
Lo más importante es asegurarnos que practicamos las reglas de seguridad para evitar contagiarnos con el covid-19. Mantenga su tapabocas puesto, guarde el distanciamiento físico y lavase constantemente las manos. Tenga accesible alcohol y limpiador de manos. Evite los lugares cerrados y el aire acondicionado.
Reúnase solo con aquellos con los que comparte constantemente, preferiblemente los que conviven con usted. Haga celebraciones virtuales, no se olvide de los que ama.
Es tiempo para demostrar que el amor no es egoísta, eso se hace actuando con cordura y cuidando de usted y de los demás. Sea precavido, pero no deje de compartir. Basta con una videollamada y si no sabe, con marcar el teléfono y decirle al interlocutor un, “¡Te amo! ¡Te pienso! ¡Feliz Navidad!”
Saque tiempo para meditar sobre el verdadero significado de la temporada. La fiesta es una celebración del amor. Cristo nace en cada uno de nosotros y nos reafirma en la gran verdad del universo, Dios es amor. Acaricie a sus seres queridos con la palabra, con un gesto, cuidando de su salud y la de los demás.
¡Feliz Navidad!