Estadidad bananera [en Puerto Rico]

Caribe Hoy

A partir de los actos ocurridos el 6 de enero de 2021, donde un grupo de personas entró a tomar, a la fuerza, el Capitolio ubicado en la ciudad de Washington DC, ciudadanos de Estados Unidos, incluyendo a su presidente electo Joe Biden, han expresado que ese tipo de evento se da en las llamadas “Repúblicas Bananeras”.  Hay quienes se cuestionan si Estados Unidos se ha convertido en una de ellas, y si la fractura que existe actualmente en esa nación es salvable o no.

Llamar o catalogar a un país como una “república bananera”, es una forma despectiva usada por el propio Estados Unidos para referirse a países de América Latina y el Caribe. Ese término, originalmente fue utilizado por el escritor estadounidense William Sydney Porter, conocido por O. Henry, en su cuento “El almirante”, allá para el 1904.  Para fines del siglo 19, principios del siglo 20, empresas norteamericanas, como por ejemplo la United Fruit Company o United Food (hoy conocida como “Chiquita Banana”), comenzaron a hacer grandes plantaciones de bananos (o dicho en puertorriqueño, guineos) en repúblicas de Centro América.  De modo que, originalmente, las repúblicas bananeras, se referían a los países productores de guineos, que dependían de las rentas o subsidios de empresas estadounidenses para su economía.

Posteriormente, la expresión pasó a tener un sentido político despectivo para referirse a países mono-productores, con instituciones gubernamentales débiles y corruptas, donde una o varias empresas extranjeras influían en las decisiones nacionales.  Es decir, el capital de las empresas influía en las decisiones políticas de los países donde se ubicaban.  Gabriel García Márquez, en su novela Cien años de soledad, describe que las compañías bananeras llevaron la región a la modernidad, pero también a la violencia y la muerte. Estos grandes capitales privados norteamericanos prometían hacer mejoras estructurales en el país, tal como mejoras a la infraestructura vial, rutas de transportación y construcción de puertos.  Sin embargo, el fin era beneficiar a estas mismas empresas en su exportación y venta de productos. ¿Les suena esto familiar? ¿Podría Puerto Rico, en términos políticos, considerarse un país bananero?

Así las cosas, el mundo continúa girando y el gran capital (más allá de las industrias bananeras) continúa acaparando más y más terreno, no solo en Latinoamérica y el Caribe, sino en el globo entero.  A esto lo  conocemos hoy conocemos como la llamada globalización.  Hoy quienes predominan son las empresas que controlan el mundo de la cibernética y las redes sociales.  Así llegamos a Washington DC, el 6 de enero de 2021. La historia, la revuelta social y política, ya la conocemos.

La República Norteamericana se encuentra en un momento crítico, donde de las fisuras entre las facciones republicanas y demócratas han surgido grupos extremistas en ambos bandos, que no creen y quieren romper con el llamado “establishment”.  Esto ha provocado por parte de las agencias de seguridad de Estados Unidos, una alerta roja de un alza inminente de terrorismo interno para este año 2021.  A todo esto, nos tenemos que cuestionar la posición de los estadistas en Puerto Rico, sobre todo de los estadistas republicanos como Jenniffer González y el exgobernador Luis Fortuño, que, hasta el pasado día de reyes, eran seguidores no críticos, de Donald Trump y su retórica. No hemos escuchado a ningún dirigente estadista hacer una crítica sesuda de lo que significa la fragmentación y la polarización que existe en Estados Unidos y el efecto que esta puede tener para Puerto Rico, como una colonia de ese país.

Los políticos estadistas prefieren hacer mutis y seguir con la diatriba de “querer ser estado para tener igualdad”.  ¿Igualdad? Es precisamente la falta de igualdad, la que ha provocado las luchas que se desatan actualmente en los Estados Unidos. Entonces, lo único que puedo pensar es que en Puerto Rico lo que existe es un “estadismo bananero”, donde la corrupción se perpetúa, y lo que buscan los estadistas, no es la verdadera igualdad.  No la buscan porque no cuestionan o no se atreven a cuestionar y a dialogar abiertamente sobre la falta de igualdad que existe en ese país.  Lo que busca el estadismo bananero es el poder, y el dinero del colono para continuar enriqueciendo al capital y empobreciendo a la mayor parte de la población.