EL SER, MESTIZO

Creativo

Ensayos para la terraza. 2008/2010

Esto de ser parte de las sociedades del presente es todo un fenómeno. En cualquier caso, porque como en la película Back to the future (parte I), nos permite vivir el presente a partir del pasado y comprendiendo el futuro. Pero más allá del cine, es algo real -estamos en el presente que, a su vez, es el futuro que siempre nos recuerda el pasado.

Por tanto, no hemos vivido bien los pasos de la modernidad, aspirando a la grandeza siendo aún pequeños, cuando comenzamos a comprender que llegar, como diría el poeta Kavafis, no es la meta. Pero, comprender que ya somos un pueblo, una gente, una nación, y que vivimos de una memoria, aunque enfrentándonos al futuro, no es asunto de poca importancia. Es realmente un proyecto.

Siempre hemos aspirado a algo; a ser alguien, cuya identidad, curiosamente, no tiene que ver realmente con quiénes somos. En otras palabras, nuestra identidad, ser indio, ser negro, ser americano ser alguien, tiene referentes que no necesariamente tienen que ver con quiénes somos en realidad. De ahí que Europa siempre sea, a fin de cuentas, la responsable de todo.

Europa fue la que en la era de la modernidad imperialista nos imprimió las categorías del bien y del mal a partir de un relato religioso, y las categorías de las jerarquías sociales basadas en raza, clase y poder con las que vivimos hoy. De esta forma, aprendimos que ser blanco es mejor que ser negro y validamos que ser amo es mejor que ser esclavo. A fin de cuentas, somos producto de lo que nos enseñaron en los terribles años del colonialismo y esclavitud abierta.

Pero será cierto que nos quedamos meramente en el discurso europeo de la modernidad excluyente y nos quedamos desvinculados de lo real, de lo social de las culturas en donde nos desarrollamos. Pues me parece que nos quedamos en ambos carriles. Nos quedamos pensando que lo que nos “contaron nuestros abuelos” fue cierto. Nos quedamos en una visión de mundo, por cierto muy clasista, con la cual hemos forjado nuestra cultura dominante y con la cual nos relacionamos con facilidad. A fin de cuentas es el mundo dominante que conocemos.

Lo cierto es que para mis conciudadanos nacionales esta es la visión normal. Alrededor de un 80% de la población, en el último censo (realizado en año 2000), afirman ser de raza blanca (la pureza de la raza en su mejor expresión). En cambio, cerca del 50% de mi nación, que viven en las “entrañas” del coloso estadounidense, afirma, en el mismo censo, que son en un 50% personas no blancas - es decir, ubicables en la gran categoría de negros. ¿Será una contradicción cultural geográfica, o se trata de una percepción social un tanto más compleja? Lo importante del dato es que hoy más de la mitad de la población total vive en EEUU ¿Curioso, no?

Me parece que vivimos un mundo, ante las crisis de identidad según las definiciones legadas por el mundo europeo, en el cual todo lo anterior comienza a quebrarse y dicha quiebra requiere de nuevas definiciones que deben ser un tanto más híbridas que las que, de forma racional, nos legó la modernidad europea. Es decir, y parafraseando a Karl Marx por vía del clásico libro de Marshall Berman, todo lo que es sólido se derrite en el aire. Vivimos un mundo donde las categorías múltiples son las únicas no excluyentes, las que nos permiten comprender la complejidad de la vida.

Además, dentro de las nuevas identidades que debemos asumir, tal vez la de mestizo es la que mejor describe nuestro mundo. Es decir, un mundo donde racialmente hablando no somos ni blancos ni negros, sino la integración de una pluralidad racial. En un mundo donde, culturalmente hablando, podemos ser europeos y africanos a la vez, o indígenas o todo a la vez.

Por esto es que creo, como creyeron tantos otros, que más allá de Europa, tanto en África como en el continente americano, se fragua la posibilidad de vivir dentro de una cultura híbrida, es decir, mestiza, que nos permita hablar en múltiples idiomas a la vez y, al mismo tiempo, representar visiones de mundo que denoten la pluralidad. El futuro, ante esta visión, parafraseando a Manuel Vázquez Montalbán, no puede ser otra cosa que mestizo.