(San Juan, 1:00 p.m.) Estamos viendo el momento de mayor visibilidad de los abusos que diariamente se cometen en los EE.UU. por la población blanca, contra los negros, latinos y otros en dicho país. Es terrible la historia que se vive en ese país contra todo aquel que se oponga a la autoridad. Hace unos días, una niña de nueve años fue abusada y torturada por policías en la ciudad de Rochester, Nueva York. La torturaron a lanzarle gas pimienta para que se calmara, luego de haberla esposado y transportado en un vehículo oficial. La niña lo único que pedía es que la dejaran en libertad, y que le trajeran a su padre.
No es posible pensar en anexarse al país más atrasado en el mundo en el manejo de la diferencia, la disidencia, y la oposición. En un país, donde a los insurrectos que trataron de tomar el capitolio el pasado 6 de enero, los acusa de sedición. Es decir un delito contra la nación americana, el cual puede conllevar la pena de muerte. Si es así, para un país que solo se interrumpió por unas horas el proceso de la designación del nuevo presidente, se podrán imaginar, que pasaría si el Ejercito Popular Boricua vuelve a intentar entrar a la lucha armada. El destino sería el mismo que sufrió Filiberto Ojeda Ríos, el asesinato del estado.
Pero si los EE.UU. es y ha sido un país sumamente violento, pensemos en Elizam Escobar que cumplió 19 años de cárcel, solo por pensar en la independencia de Puerto Rico, y no por ningún acto de activismos de lucha armada, uno se pregunta, ¿qué hacemos aquí? Es momento de irnos, y de pensar la vida en otra forma. El dinero de Washington no puede forzarnos a quedarnos aquí, No puede.
En esta medida, creo que es importante ser crítico con la violación sistemática que pasa en los EE.UU. de forma diaria contra las poblaciones minoritarias, marginales, negras, latinas y boricuas. Es momento de irnos. Pensemos.