(San Juan, 1:00 p.m.) Ante los eventos de anoche en Plaza las Américas, donde dos hombres fueron asesinados en la llamada Avenida Las Américas, uno se tiene que preguntar si transitar por la avenida Roosevelt, una de las arterias principales de la zona metropolitana, es seguro o no. En el dicha avenida, en el triángulo de el centro comercial, la estación de televisión de Telemundo y el parque Roosevelt por lo pronto han pasado tres asesinatos violentos, todos rescatados en video cámaras, lo cual nos deja a todas y todos en una pieza.
Lo interesante de estos asesinatos, es la indiferencia. A nadie le interesa. A ningún político de los del pasado o de la nueva camada de partidos emergentes, curiosamente salvo el Proyecto Dignidad, le interesa hablar de los muertos de anoche. Uno de ellos, un hombre joven evidentemente afrodescendiente, lucía inmóvil en el asiento del pasajero del auto baleado. Pero a nadie le interesa, pues no dan pauta, no dan rating, y menos aún o es simpático hablar de muertos que “tenían expediente criminal”.
Con este cuadro, es importante destacar que la vida de todas cuentas pero que pasa algo en Puerto Rico, que uno llega a pensar y sospechar, que tanto el gobierno federal como el estatal o municipal, legitiman las muertes si las mismas están asociadas al narcotráfico o el bajo mundo. Es patético, pero todo indica que hay algo de eso en la conversación. A nadie le interesan los muertos que no causan simpatía. Para esos la pena de muerte en fast track.
Bajo la premisa antes comentada, sería importante destacar entonces que un proyecto nacional de soberanía e independencia, requeriría convivir de otra forma. Pero la primera regla, sería controlar las armas, los trasiegos y más que nada revalorar la vida. Ni una bala disparada para terminar con la vida de nadie. Ni hombre, ni mujer, ni blanco ni negro. Pensemos.