Malcolm and Marie o volvamos otra vez [al ciclo de te quiero, no te quiero]

Cine caribe

La ví porque me la habían contado. Luego me dijeron que era un filme “clasi” en blanco y negro, no en sepia, y que el hijo del padre actuaba.  Pues saqué tiempo en la noche de estreno para verla, sobre todo, que los rumores y tambores venían de otro tipo de discusión, irresuelta en el cine americano, sea el de Hollywood o el de las redes sociales.

Malcolm and Marie (Dir. Sam Levinson, EE.UU, 2021) es una película sumamente problemática. Ahora bien hay que explicar por qué.  Por un lado, porque tanto Levinson, como los únicos actores del filme, John David Washington (Malcolm) así como Zendaya (Marie), durante el crudo año de la pandemia, estaban sin trabajo. Ya habiendo compartido trabajo los actores, pensaron hacer algo sin presupuesto, y se toparon con el guión de Levinson.  Este ni tonto ni perezoso, puso el dinero, puso el guión y dirigió, un filme realmente hablando sin presupuesto ($2.5 millones) un solo escenario, y una sola escena que empieza y termina, en la segunda escena que es el final. Y chaz, se termina la película

Pues, ¿de qué trata la película? Trata de lo mismo que compone la película, pero a la inversa.  Un director negro, la película, quiera contar la historia de forma Ilana, sobre un personaje, mujer negra, que era adicta y lucha por salirse de la adicción. Como personaje negro, y como director negro (Washington/Malcolm), la crítica se enfoca en las relaciones raciales.  El actor/director, Washington/Malcom, implora que su historia es una mera historia, donde lo racial no es lo importante. Los críticos que van al estreno, no lo ven así.

Esa es la misma película que el director Sam Levinson quiere narrar. Como hombre blanco y judío, hijo de cineasta, éste quiere contar una historia humana, y no a partir del componente racial. Siendo ambos actores, Washington y Zendaya, evidentemente afrodescendientes, Levison lo que quiere contar es que ellos simplemente viven una crisis a partir del egocentrismo de Malcom/Marie, y no debido a la vida sufrida/postadicción de Marie/Zendaya. 

Para usted vivir este proceso de reflexión en una película que es un diálogo cuando se besan, pero es un monólogo  de largos parlamentos, en la mejor tradición  del neorrealismo italiano (tomas largas y distantes en muchas ocasiones) combinado con un cine personal de director (tomas cortas y sin tecnología aparente por lo que la cámara se mueve y tiembla).

Entonces la magia del blanco y negro le da un filo particular. Ahora bien,  es una historia básica de una relación a punto de romperse, si no se toman medidas correctivas pues ambos habían caído en una relación tóxica.  Al final, y sin saber cómo, el director/guionista Levinson, termina la película con una carta de futuro abierto. ¡Que sea lo que Changó quiera!

Lo interesante de la película es ver a ambos actores, Washington y Zendaya, quienes tienen algo que decir.  Él, el hijo de Denzel y Paulette Washington, tiene talento.  Esto reconociendo que la actuación es algo novel para él, pues viene del deporte de haber sido un futbolista profesional.  Zendaya, mientras tanto, es una actriz emergente, con muchos dotes, y en esta actuación le dio duro al drama, y lo logró hacer.

Pero la película tiene otra parte interesante, lo cual es el guión. Lo que parecería un chiste, Malcolm, en honor a Malcolm X que fue una película dirigida por Spike Lee sobre la vida del asesinado líder afromaricano: película en la cual Denzel Washington, el padre de John David, hizo del líder (Dir. Spike Lee, EE.UU., 1992), se torna en un trabajo inter-textual continuo y sin concluir.  Levinson se dedicó en una parte a jugar con nombres y referencias de la comunidad Afroamericana, que luego de ver la película causan preocupación o interés. En particular, sobre debates con otros cineastas, por ejemplo Spike Lee, de quién puede narrar la historia del hombre y la mujer afroamericanos.

Lo traigo porque el único referente fílmico sería con Streetcar named desire (Dir. Elia Kazan, EE.UU., 1951), pues tienen estructuras similares.  Ahora bien, cuando uno se acerca a los parlamentos, y ve el debate entre directores de la talla de Spike Lee, John Singleton puestos frente a William Wyler, uno se da cuenta que la película tiene otro rollo oculto.

En mi impresión, hay algo de culpa del hombre blanco o de apología.  También los hombres blancos pueden hacer cine sobre los hombres y mujeres negros, sin tener que hablar de racismo.  Es interesante y complejo, Lo dejo a usted pero hay tres películas que promueven este debate, de qué raza puede hablar de cuál raza.

Por un lado y ambas películas de Spike Lee, Summer of Sam (EE.UU., 1999), donde el hombre negro hace una película de la gente blanca; y en su más reciente filme, the BlacKkKansman (EE.UU., 2018) donde habla de todo tipo de racismo y la necesidad de un proyecto multicultural. Curiosamente, en su último filme, Spike Lee trabaja con John David Washington, quien es el actor principal del filme.

En este debate, Spike Lee peleó y se opuso a Green Book (Dir. Peter Farrelly, EE.UU., 2018), quien siendo hombre blanco su director, hizo una película sobre las relaciones raciales de la década de 1950, y expuso otro ángulo del racismo en los EE.UU. De tan buena calidad fue la película que se llevó el Oscar a la mejor película, tema que Spike Lee hasta el sol de hoy no ha perdonado, sobre todo que él también estuvo nominado ese año.  Ahora bien, Levinson se inserta en este debate y hace su contribución.

En fin, la pueden ver, es una película interesante.  Pero recuerde lo que cantó la Lupe y luego Ruben Blades redefinió con Willie Colón, “cada cual cuenta la historia a su manera”.  Sin restricciones, es interesante.