¿Dónde están los héroes?

Voces Emergentes

Tal parece que la noticia de la niña de 9 años que es esposada y rociada con gas pimienta por la policía de Nueva York, le está dando un matiz de urgencia a los trabajos de reeducación de la fuerza. Se trata de un tratamiento inadecuado por un personal que trata como delincuente a una niña que experimenta una alegada crisis de salud mental. Entonces, veo el video, la niña llora como lloran los niños, se me nublan los ojos de ira, veo cuando le ponen las esposas apretadas y la mujer policía se las afloja, oigo cuando ella ve aterrada que le van a echar el temido gas pimienta a sus ojos, oigo sus gritos de niña pequeña pidiendo solo una cosa: “Quiero ver a mi padre una última vez” y luego otras veces más. Veo que hay mínimo tres patrullas y cuento 6 oficiales para tratar un caso que no les compete. ¿Por qué tantas patrullas? Para comenzar, yo, madre de esa niña, no la habría expuesto a la policía, jamás. Yo habría llamado a emergencias de servicios sociales, a su siquiatra, a su sicólogo, a su trabajador social, pero no habría permitido que me la trataran así, que se la llevaran así de mi lado a mi niña negra, ni en un barrio que patrullan policías blancos, ni negros, ni chinos, ni indios. Pero y si la niña hubiera sido blanca, ¿habrían ido tantas patrullas a la llamada, la habrían esposado como un nuevo carimbo de miedo, le habrían echado pepperspray para sellar el trauma? ¡Tanta villanía deshumanizada!

De seguro que lo primero que habrían hecho habría sido llamar a su héroe.