CONTINÚA EL DEBILITAMIENTO EN ZONAS COSTERAS DE PUERTO RICO

Comunicados de prensa
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La oceanógrafa geológica Maritza Barreto Orta, profesora de la Escuela Graduada de Planificación de la Universidad de Puerto Rico, y directora del Instituto de Investigación y Planificación Costera de Puerto Rico (CoRePi-PR), presentó el informe Hallazgos del estado de las playas de Puerto Rico post-huracán María.

La presentación se enfocó en 14 de los 44 municipios, puntualizando sobre el estado particular de las playas de Mayagüez, Isabela, Quebradillas, Camuy, Hatillo, Vega Baja, Vega Alta, Dorado, Cataño, Guaynabo, Fajardo, Yabucoa y Guayanilla.  

Barreto Orta indicó, por ejemplo, que el problema de erosión dejado por el huracán María, en las costas de Guayanilla, se agudizó con la serie de terremotos que afectaron el municipio hace un año, dejando inundaciones que, en algunos casos, son irreparables.  

“Recientemente, podemos ver la zona del Faro (en Guayanilla), que ya estaba afectada por erosión costera, pero a partir de la secuencia sísmica del oeste, hemos visto que definitivamente, el impacto de vulnerabilidad ha aumentado”, explicó. Esta realidad presenta un aumento en la inseguridad de las comunidades aledañas ante marejadas, huracanes y otros eventos. Añadió que, en las observaciones y análisis de datos del estudio, se presenta una migración de la línea de agua (orilla del mar), importante de 24.4 metros tierra adentro en algunos sectores de la costa del municipio, a seis meses del huracán, que se sabe empeoró con el hundimiento de siete pultadas que hubo tras los terremotos.  

También, identificó que el mayor problema de erosión post María de estos 14 municipios lo tienen Mayagüez, Isabela, Dorado, Hatillo y Yabucoa con pérdidas de sedimento costero que fluctúan entre 40 y 50 metros. Sin embargo, la profesora destacó que estos números pueden cambiar dependiendo del plan de acción que se tome al respecto.  

De igual forma, detalló que algunos de los pueblos, inmediatamente después del huracán ganaron sedimento en sus playas, pero seis meses después perdieron gran parte de este. Así sucedió con Quebradillas y Fajardo. Señaló que, contrario a otros, Camuy y Vega Alta presentaron ganancia en sus costas, pero que mantiene una vigilancia especial por Hatillo, que se mantiene con pérdidas aceleradas y se espera que continúe de esta manera.  

Los descubrimientos documentados, a partir de comparaciones entre imágenes satelitales, permiten tomar decisiones más acertadas al momento de enfrentar el problema, de acuerdo con la estudiosa. De igual forma, posibilitarán a las comunidades y al gobierno colaborar para fortalecer sus planes y lograr costas más resilientes. “Hay que buscar cuál es el curso de acción que tenemos que hacer desde la perspectiva de una planificación adecuada dirigida hacia la resiliencia y enfocada a todos estos escenarios como lo son los eventos extremos [y] el cambio climático, para buscar las soluciones adecuadas y no continuar teniendo pérdidas de vida ni de propiedad. Tenemos que hacernos resilientes”, expresó.  

 Asimismo, insistió en la necesidad de que se legisle para evitar construcciones cerca de las áreas vulnerables. “Falta una ley de costas que, definitivamente, hay que trabajarla ya. Es una solicitud que se ha hecho por muchos, muchos años, pero hasta el día de hoy no la tenemos. Hemos tenido proyectos que se han presentado o han llegado a la primera fase, pero no han llegado al pleno de lo que es la Cámara [de Representantes] y el Senado de Puerto Rico”, manifestó la investigadora.  

Entre los próximos pasos de la investigación, se encuentra identificar daños en otros municipios costeros, sus causas y presentar posibles soluciones.  

La investigación de Barreto Orta fue realizada junto a un equipo de investigadores de la Escuela Graduada de Planificación, Departamento de Historia y el Departamento de Ciencias Ambientales, todas unidades adscritas al Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, y la Universidad Central de la Florida.  

La Oficina Central de Recuperación y Reconstrucción (CORE3) de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (Fema, por sus siglas en inglés) otorgó los fondos para este estudio.