Boricuas en continuas agresiones por extranjeros [ciudadanos americanos]

Política

(San Juan, 9:00 a.m.)  El pasado sábado Cristina Carrasquillo, mujer boricua, fue agredida por varias personas a la entrada del edificio de su condominio, aparente y evidentemente, ciudadanas de los EE.UU.  No es la primera persona boricua que en tiempos recientes, y sobre todo a partir del pasado 16 de marzo de 2020, cuando se impusieron las regulaciones asociadas a la pandemia del Covid-19, ha sido agredida.  En principio, todo indica que se trata de agresiones de unos ciudadanos de un país contra ciudadanos de otro país.

Ahora que he dicho lo que dicho, deconstruyamos el contenido.  Cristina Carrasquillo es una mujer negra boricua, activista y organizadora del Colectivo Ilé, unos de los movimientos identitarios y de afirmación de la afrodescendencia más importantes de Puerto Rico.  Las personas que la agredieron a ella, el pasado sábado eran ciudadanas americanas, evidentemente afroamericanas. No hay racismo. Lo que hay es un manejo despiadado de la violencia.  Esto, entonces, es un asunto cultural.

Lo que es curioso decir es que desde el Tratado de Paz de Paris de 1898, al cambio de la soberanía, el gobierno de los EE.UU. creó por virtud del artículo 9 de dicho documento, la ciudadanía de Puerto Rico.  A partir de ese momento, somos boricuas, primero, y luego, a partir de la Ley de Naturalización de 1940, somos ciudadanos americanos (corrijan, no fue la Ley Jones de 1917, sino la ley e naturalización).  Puerto Rico tiene dos ciudanías que representan dos culturas abiertamente diferentes.

En la larga historia de la formación del pueblo americano, el manejo de la violencia ha sido un instrumento claro y definido, para adelantar las luchas por el bienestar de esos que viven en dicho país.  Para ellos, desde los blancos colonos contra el imperio británico, o las comunidades afroamericanas contra la esclavitud y su secuela histórica, o los boricuas de Nueva York o de la isla peleando por su dignidad y por la independencia nacional, la violencia siempre ha estado presente.  Por lo tanto, uno puede entender, que el pueblo americano sea uno violento.  Lo que uno no puede entender es que estos vengan, blancos o negros, a agredirnos a nosotros en nuestro país, Puerto Rico.

Por lo tanto, hay que desarrollar un proyecto nacional de defensa de la identidad y bienestar de los boricuas, y educar a las comunidades de turistas, que venir a Puerto Rico es a pasarlo bien.  No es para venir a humillarnos a nosotros. Los boricuas ya tenemos suficientes con la ciudadanía impuesta y el maltrato que el poder colonial, Washington y el Congreso federal, ejercen sobre nosotros.  Es momento de que los hermanos y hermanas americanas, vengan a la isla a disfrutar de nuestro ambiente cultural diferente, pero sin agredirnos.

Mientras, el gobierno debe legislar, poder que sí tiene, para que haya un inventario de las personas residentes de las plataformas de acomodo-residencia, que hoy carecen de identificación. Posiblemente, podríamos copiar del modelo de Cuba, el cual promueve las estadías en los hogares privados, mientras controla y conoce quien se queda en las residencias. Pensemos.