Oye gringo, este es mi país… que no se te olvide

Política

(San Juan 1:00 p.m.) Nacer en Puerto Rico, como en cualquier parte del mundo, significa heredar la ciudadanía. En nuestro caso hay una dicotomía puesto que legalmente existe tal cosa como la ciudadanía puertorriqueña. Sucede que se nos impuso-como ya sabemos- la ciudadanía estadounidense (americana). Como puertorriqueños, decimos que Puerto Rico es nuestro hogar, aunque no lo es en realidad.

Este archipiélago y sus islas son territorio estadounidense (americano). No nos pertenece y se ve en la trata de los nativos de los estados que componen a la nación norteamericana EE.UU. Fuera del concepto del color de piel, blancos y negros por igual menosprecian al puertorriqueño por lo que nos hace diferentes a ellos. Comenzando con que venimos de lo que ellos conocen como una isla en el Caribe y terminando en cómo nos vemos, actuamos y hablamos.

No tienen que ser literal al expresar su sentir pues las acciones hablan más que mil palabras. Si decimos que somos diferentes, significa que hay algo que distingue al que nace y crece aquí del que nace y crece allá. Al otro lado del charco. Si lo vemos biológicamente no tiene sentido pues de las razas aquí tenemos un poco de todas. Blancos, rojos, cobrizos, amarillos, Negros…

Evidentemente los norteamericanos que llegan a vacacionar no nos ven como iguales aunque entre nosotros hay personas que si no hablan pasan por ficha como asiáticos, blancos o negros.

Esto ya es un fenómeno social de repudio y menosprecio. Fenómeno que se da-si vemos en los libros de historia- siempre que hay un encuentro racial arrogante. Somos gente de otra raza con su ciudadanía. Es posible que así nos vean. Lo peor es que no entendemos que esto que nos hace diferentes, nos hace únicos. Y que por ser únicos podemos llamarnos raza, Raza Puertorriqueña; Boricua.

Como cualquier raza orgullosa en su territorio deberíamos ser capaces de establecer el respeto con el que los extranjeros han de disfrutar de nuestras facilidades y recursos. Por desgracia todo esto que pisamos, amamos y miramos es “nuestro”.

Aunque, les pertenece a ellos, por papeles internacionales y el Tratado de Paz de Paris de 1898.  ¿Cuándo es que ocurrirá la nacionalización,  y quienes se quedarán solo con nuestro país?... solo el tiempo dirá.