(San Juan, 11:00 a.m.) Las pinturas de Cecilio Colón Guzmán nos humaniza y fortifica en un mundo cada día más indiferente, más apático ,más lejano de su propio corazón, más necesitado de semillas.
Estas cruces de la memoria de Cecilio, son para que no olvidemos el calvario que sufre la naturaleza. Son cruces que redimen y alertan de los graves peligros, pero simultáneamente sus formas y colores nos traen a la vez un mensaje de esperanza, que dan aliento de vida.
Por ello este conjunto unitario de sus pinturas resucitan el gozo, la fuerza, la pasión , la lucha desde sus diez cielos, desde sus surcos de nubes, y el verde querer , y la noche grávida”, o “Una gota culminante”, son hazañas de la belleza que nos deslumbra y nos llevan a entender la significación de nuestros actos . No piensan con fe, por que ama mucho, por eso también nos azota de dolor, para que cobremos conciencia de lo que ocurre. Su pincel es como un pájaro que intuye la tormenta.
Nos presenta una naturaleza crucificada pero lista para resucitar , capaz de redimir a los pueblos. Si las palabras poetas son semillas del asombro y la imaginación , las pinturas de Cecilio, son otro poema milagroso en sus formas al presentarnos este vía que nos concientiza en un estallido de solemnidad y amor.
La naturaleza es su altar y reconoce el calvario que sufre y hay que protegerla , aterrarla, levantarla . Su profecía es clara, la tierra nos resucita a todos, en el milagro de la vida, sin ella agonizamos . Pero estamos rodeados de peligros.
La desolación del hombre ante una tierra agredida, es motivo para que el pincel de Cecilio alerte, nos sacuda y nos deje perplejos desde la belleza de su obra mensajera.
Pero sus angustias no son individuales ,sino colectivas el capta la agonía y la esperanza del mundo frente a los Monsanto(s) destructores.