Breves en la cartografía cultural: ¿Por qué El Post Antillano hace la diferencia y es necesario?

Cultura

En el periodismo de hoy, con tanto conglomerado mediático y fusiones que se tragan la diversidad, son producciones y medios independientes los que han continuado la tradición del buen ejercicio de la profesión. Situación que sucede por varias razones. Por un lado, las grandes empresas y corporaciones que adquieren medios –aún aquellos con ‘perfil’ periodístico- al final del camino no son otra cosa que negocios. Y en muchas ocasiones son precisamente los motivos económicos los que ponen acentos particulares a qué se cubre y cómo se cubre, o a lo que no se cubre. Por más bienintencionados que sean los involucrados en la jerarquía baja de los medios periodísticos siempre hay fuerzas mayores que inciden, a veces de forma más solapadas que otras, en las variables y variantes del flujo de información. Ejemplos tenemos por doquier, en la historia de los medios de comunicación masiva que ponen en evidencia lo que se cocina por debajo de la mesa. Diversidad de autores, en libros y películas han tratado el tema. La producción televisiva más reciente en la que se retrata con matices esta realidad lo es Newsroom, la nueva serie de HBO que ya se encamina hacia su segunda temporada.

Por lo anterior, producciones mediáticas con cierto carácter autónomo como Democracy Now!, Le Monde Diplomatique, Bill Moyers & Company o Charlie Rose, por mencionar algunos, se diferencian del resto del universo y circo mediático, por otro tipo de acercamiento a temas de actualidad.

Otra razón de peso que ha ido contra medios de comunicación masiva vinculados a grandes cadenas corporativas, es el irrevocable paso hacia lo multi-mediático, en el que la prensa escrita se complementa con otros recursos como el video, la fotografía, el audio, y por supuesto la plataforma interactiva de retroalimentación. La suma total impresiona, pero empobrece la propuesta la autoimpuesta carrera por ser ‘los primeros’ en tener la exclusiva, en publicar la novedad, con la variante actual de que en la mayoría de los casos es un solo comunicador el responsable de redactar la nota, subirla a la web, conseguir la foto, contactar agencias periodísticas, hallar video de algún medio televisivo en la red, entre otras tareas. En pocas palabras, en una carrera vertiginosa contra el reloj el profesional de la noticia en su encarnación actual se ve inundado de múltiples encomiendas. Y aunque, en apariencia, esto pueda parecer atractivo –sin duda lo es-; por lo vertiginoso y la acción continua, sin embargo, por lo mismo es cada vez más frecuente la circulación incorrecta de información. Por la propia multiplicidad de tareas, y el poco tiempo disponible para ellas, al periodista de hoy se le ‘cuelan’ errores en la información que se ofrece al lector. Sin tiempo disponible y una jerarquía superior ajorándolo cada segundo en espera de resultados, sólo se puede reproducir datos, sin ni siquiera corroborar hechos, ni la génesis de la información. En este punto como que la cosa funciona por fe. Y quizás la única solución que sale a relucir como remedio a lo anterior está en manos de los propios lectores.

El filtro irrenunciable que cada ciudadano debe tener a la hora de exponerse a cualquier información noticiosa, cada vez entra en esa categoría de actuaciones imprescindibles para evitar el engaño. Está en manos del propio lector contrastar la información en diferentes medios. No de otra forma se puede separar el grano de la paja, pues millones de veces al día sucede que nos quieren traer como información periodística que en realidad es obra y gracia de relacionistas públicos y publicistas, sean estos de la rama que sea.

En Puerto Rico, por otro lado, también quedan algunos espacios de carácter autónomo, que han sido constantes en su profesionalismo de generar un periodismo que ofrece la diferencia. De los más recientes, podríamos mencionar 80 grados y El Post Antillano. Por los lazos que me unen a El Post que en su propuesta me voy a detener.

Con el eslogan ‘Otro periodismo [ya] es posible’, El Post Antillano, ha ganado prestigio como medio alternativo en su corta trayectoria de apenas un año. Su apuesta por la diversidad, partiendo desde El Caribe hacia Latinoamerica y el mundo, con un enfoque multidisciplinario, se ha dejado sentir. En sus páginas y ventanas, los profesionales en torno al medio comentan y ventilan sucesos actuales, pero sin dejarse llevar por el Mare Nostrum vertiginoso mediático y tecnológico. Aquí hay tiempo para reflexionar y los colaboradores que integran la plantilla se esmeran por dar una mirada NO superficial a lo que se ventila. La sensación de libertad como pleno ejercicio de un ser social, consciente de su rol ciudadano cabal es el norte de quienes aquí colaboran. Los nombres están ahí; busque la hoja de ruta de cada cual. Y detrás del perfil apalabrado que se va develando en cada artículo, reportaje o entrevista, está el gesto primigenio de servir a Puerto Rico y al planeta de la mejor manera.

Desde la multiplicidad de disciplinas y enfoques ventilados se plantean incluso soluciones a problemas añejos. Quienes escriben en este medio aspiran también a que cuando usted como lector se acerque lo haga con el filtro necesario y cognitivo, imprescindible como apunté antes, para tenga en claro sus propias conclusiones.

Los responsables principales de El Post Antillano son cuatro profesionales, que trabajan mano a mano con un equipo diverso y profesional, de excelencia. Daniel Nina, uno de los fundadores, es abogado, escritor, gestor cultural y social, y Profesor en las más importantes universidades de Puerto Rico. Un pensador que hace la diferencia desde la palabra y la acción. Héctor Cortés, fundador de EPA, destacado planificador y amante de nuestra cultura, le conocí trabajando el periódico San Juan en Comunidad, labor que tuve el privilegio de realizar junto a Juan Rosario y Mari Villarini. Si alguien es una persona comprometida y posee un don de gente entrañable y singular ese es el planificador Héctor Cortés. Juan Carlos Rivera, fundador de El Post Antillano, sociólogo, investigador social, Profesor y colaborador de diálogos dirigidos a la democratización y justicia social. Y Camile Machado Miranda, editora, cuenta con una formación amplia en Trabajo Social y Psicología, saberes que ha complementado con su educación a nivel graduado en Sistemas de Justicia, particularmente en Mediación y Transformación de Conflictos. Con tal junte de voluntades, que sin duda aprendieron lo medular en sus propias familias, no es extraña entonces la ecuación de servicio y compromiso que ha ido caracterizando a este medio. Su contenido revela mucho de lo que hablan diferentes pensadores como Edgar Morin, entre otros, acerca del valor incalculable que tiene una educación interdisciplinaria para el ciudadano paradigmático del presente y del futuro. Es con seres humanos como estos que se puede hacer la diferencia.

Ya hay quienes comparan El Post Antillano con el éxito que está teniendo otro periódico digital: El Huffintong Post. Pero para poder continuar esta publicación de excelencia, con una información y una mirada que encontrará en muy pocos lugares es necesaria su ayuda. Tal como lo realizan empresas cibernéticas como Wikipedia, La enciclopedia libre, o producciones periodísticas como Democracy Now!, que recaban en su propia audiencia para continuar con su servicio, El Post Antillano tiene una campaña en la que ustedes, los lectores, son la diferencia. Se trata de contar con su generosidad. Con tan sólo un donativo de no más de $5.00 dólares, en la frecuencia que usted determine, nos puede ayudar a continuar con El Post Antillano. Si quiere ayudarnos en esta misión anote la siguiente dirección para enviarnos su contribución:

 

El Post Antillano

Calle Bolívar 602,

San Juan, Puerto Rico 00909-1809

 

o puede depositarlo en la siguiente cuenta operacional:

Sistemas de Información Multimedia, Inc.,

Banco Popular de Puerto Rico

cuenta corriente: 245-35532-4

Como dice esta campaña iniciada en El Post Antillano: ¡Únete Peso a peso! Permítenos, con tu ayuda, marcar la diferencia en Puerto Rico, El Caribe, Latinoamerica y el mundo. En este camino que nos une a todos tras el intento de hacer real una sociedad más justa, otro periodismo ya es posible. Con lo que usted lee en cada edición de El Post Antillano puede comprobarlo. Muchas gracias.