Ampliar la Carta de Derechos Humanos: bioética y libertad del pensamiento

Agenda Caribeña
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Recientemente ha surgido la necesidad de ampliar la Carta de Derechos Humanos. Varios científicos han alertado sobre el uso ilegal de la tecnología, lo que puede incluir la lectura del cerebro o la utilización de este para alterar las funciones del cuerpo. Rafel Yuste, neurobiólogo español, propuso incorporar a la carta cinco neuroderechos inalienables: la privacidad mental, la identidad, personal, el libre albedrío, el acceso equitativo y la no discriminación.

           Por otra parte, Marcello Ienca, del Instituto de Ética Biomédica de la Universidad de Basil, junto al abogado   Roberto Andorno han señalado la  urgencia de integrar cuatro derechos: el derecho a la libertad cognitiva, el derecho a la privacidad mental, el derecho a la integridad mental y el derecho a la integridad sicológica. Esto se debe a que hay avances de distintas empresas dedicadas a la inteligencia artificial y a las investigaciones militares, así como grupos que tienen fines inescrupulosos.

           Todo esto representa un desafío bioético. ¿Quién o quiénes controlarán los cuerpos humanos? ¿Hay derecho a que se conozca información privada de una persona sin su consentimiento y que esto pueda significar un grave daño? Aunque parte de esta tecnología se inventó con fines médicos se ha tergiversado su función.

 Otras invenciones tecnológicas han sido el rastreo de un ser humano mediante nanotecnología o drones. Además, también se ha tenido noticia de la inserción de imágenes en el cerebro de otra persona. Esto significa que los que trabajan en sistemas judiciales tienen que estar enterados y adiestrados para trabajar con delitos que no pueden ser pasados por alto, ya que laceran la vida sicológica y física de los sujetos. Es apremiante que se divulgue esta información y que los neurobiólogos de la Isla estén al tanto de esta problemática que es un gran problema bioético y delictivo. El Comisionado de Derechos Humanos de la ONU ha señalado que hay que encontrar de forma urgente el balance entre la tecnología y los derechos humanos.