Reconociendo a Pablo Hasél [que es catalán]
Llega un punto que la desesperación es total. No es posible ver un cine tan atrasado como la apuesta “internacional” de España, que incursiona en su nueva región de confort colonialista – Africa. Entonces uno ve, película tras película sobre el tema de España y Africa, y tiene la misma formula y el mismo resultado.
Así las cosas, vemos a Adu (Dir. Salvador Calvo, España, 2021), la cual narra tres historias a la vez. De las tres, dos son del hombre y la mujer blancos. Salen bien, siempre. En la única historia de negros, estos salen muy mal; son los negros africanos los peor parados, este es el caso de Adu. Es algo patético.
Pero voy pensando que la falta de un debate nacional en España sobre la afrodescendencia se comienza ahora a manifestar en lo que es su cine. Es un cine, que repetidamente, maneja las coordenadas desde lógicas racista, racialistas y a veces supremacistas. ¿Será que Pablo Hasél no ha comprendido que el pueblo cubano es negro?
Por lo tanto las tres historias aquí son todas terribles, aunque por distintas cosas. Por un lado tres policías que matan a un migrante sin papeles que intenta entrar a Melilla. Salen absueltos del proceso legal y lo celebran. Mientras, un padre y una hija, el un filántropo de los elefantes, protege a su hija para que no tenga un problema con la ley. Ella lo adora. Ambos blancos. Finalmente Adu, quien pierde a su madre, a su hermana y luego a su mejor amigo que lo protegió. En fin, acaba viviendo sólo en un reformatorio en Melilla. ¿En serio?
Nada, verla a su gusto. Es cine, intelectualmente hablando, muy pobre, muy pobre. No es algo que uno pueda promover, ni de cerca ni de lejos. Sugiero mejor ver otra película.