Rose Island o la envidia [de la buena] de los Boricuas

Cine caribe

En fin, que uno intenta ser libre pero nunca lo llega a ser, sobre todo en el territorio colonial de Puerto Rico. Máxime, cuando la prensa comercial y sistemas mediáticos impulsan por todos lados, la incorporación total de Puerto Rico a los EE.UU.  Mientras, en el mundo, en los otros mundos, tanta gente lucha por su libertad, por su independencia.

Esta es la historia de la isla de Rosa, que se convirtió en un filme de esos de redes sociales. Rose Island (Dir.  Sydney Sibila, Italia, 2020) cuenta la historia de un evento real que pasó en las aguas costeras de Italia en el 1968, frente a las costas de Rimini, cuando un ingeniero, Giorgio Rosa (Elio Germano) se inventó construir una plataforma en medio del mar, y reclamar derechos de soberanía nacional. Eventualmente, entre el sexo, el alcohol y el gobierno italiano hubo diferencias, sobre todo cuando se comenzaron a emitir pasaportes, y el experimento terminó muy mal. La isla fue bombardeada y hundida por el ejército italiano, a petición del estado.

Entonces, la película es una nota refrescante para hablar de la soberanía nacional, así como para hablar de la libertad.  Uno escoge, pero sin lugar a dudas la película narra un relato del pasado donde hubo ilusión, y sobre todo determinación, para proclamar la independencia de una “plataforma” en el medio del mar.

Para los boricuas, proclamar y reclamar la independencia, debe de ser una prioridad.  Ante esto, el modelo de la isla de Rosa, es un modelo para emular. Si no queremos construir una plataforma náutica, por lo menos en Isla Ratones, en Cabo Rojo, podríamos proclamar la independencia. O, mejor, en Isla Gilligan, en Guánica.

Ver esta película, sin restricciones. Es ligera, pero interesante.  ¡Viva la soberanía nacional e independencia!