La Pandemia y las 12 tareas de mi vida diaria

Voces Emergentes

Primera tarea del dia: Despertar a las 7:30am, y leer el periódico digital en el celular: ¿Cuántos infectados? ¿Cuántos muertos? No quiero ir a trabajar. No quiero contagiarme. ¿Y si no voy a trabajar? ¿Cuanto tengo en ahorros? Puedo permanecer en mi casa por dos o tres meses. Puedo. Pero no todo el año. Esta pandemia durará todo el año. Tal vez dos años. ¡Daría cualquier cosa por quedarme en cuarentena! Frustrada salgo bajo protesta de la cama. 

Segunda tarea del dia: escuchar las noticias mañaneras mientras me ducho... ¿Cuántos infectados? ¿Cuántos muertos? ¿Hasta cuándo la cuarentena? ¿Cuántos muertos? Pero si ayer murieron cinco en mi hospital. Cinco claves verdes ¿Cómo puede ser tan poca la diferencia en el total de muertos? ¿Cuantos millones en pruebas? ¿Cuáles pruebas? Si no hay pruebas. Bueno, las hay pero a cuenta gotas. Las hay pero tienen que cumplir con todos los criterios. Las hay pero hay que esperarlas en el lúgubre piso Covid... De sólo pensarlo siento náuseas, dolor de cabeza. RespiraNada que dos ibuprofeno no resuelvan. Pero no se puede tomar ibuprofeno con el coronavirus. ¿Empeora la morbilidad? ¿Y la mortalidad?

Tercera tarea del dia: el vestuario. Medias de compresión, uniforme estilo enfermera, amarrarme el cabello en mi moño de lavandera. Sin prendas, sinreloj, sin maquillaje. Un poco de perfume para tratar de amañar el olor al aceite de ratero, al cloro, al alcohol isopropílico al 70 por ciento, al desinfectante en gel. ¿Cuántos infectados? ¿Cuántos muertos? Suena a muy poco. Esos números no cuadran. ¿Cuántos muertos?  Son más. El departamento de salud siempre atrás. Siempre arrastrando los pies. ¿Cuántos infectados? No. Imposible. Son más. 

Cuarta tarea del dia y nueva destreza pandémica: ponerse los zapatos sin tocarlos y sin salir del perímetro designado “covid” marcado con un recuadro azul en el piso. Maniobrar para alcanzar las llaves que cuelgan de la pared sin salirse del recuadro. Recuerda no tocarte la cara... ¿Cuántos infectados? Son más. ¿Cuántos muertos? ¿Tan pocos? No te toques la cara. Me pica la barbilla. ¡No te toques la cara!

Quinta tarea del día: llegar al trabajo. Había mucho tráfico para estar en cuarentena. No puede haber tantos trabajadores esenciales. Pero habia mucho tráfico hoy. Más que ayer. Más que la semana pasada. ¿Será que la gente no entiende? Una vez estacionada, a cubrir mi cabello con un gorro de tela, y mi ropa con mi bata blanca y colocarse la mascarilla de particulado. La mascarilla ya está un poco sucia pero tiene que durar cinco días. No me darán otra nueva. Las tienen bajo control estricto. No me darán otra. Un poco más de alcohol en mi cara, en la mascarilla. ¿Cuántosinfectados? Son más. Muchos más... Aceite de ratero alrededor de mi boca, de mi nariz, en el cuello. Estornudo. Ahora la cubierta facial. ¡No toques nada!

Sexta tarea del dia: Desinfectar mi oficina con alcohol isopropilico al 99%. Ya hace mucho que no se ven las toallitas humedecidas con solución desinfectante. Pues será a fuerza de gasas pero con alcohol puro humedezco mi escritorio, la computadora, el teléfono, la silla, la perilla de la puerta, el interruptor de la luz. ¿Cuántos muertos hoy? Tienen que ser más. Deben ser más. El olor a alcohol me llena la nariz y la garganta, aún debajo de la mascarilla. Más alcohol en mis manos, más en el cuello, encima de mi bata. Más alcohol para detener el virus invicible. Ahora a ver pacientes. 

Séptima tarea de dia: Intentar no enloquecer sumida en preguntas. Tantas preguntas. Pocas respuestas. Respiro. La madre del muchacho del cuarto 215 está aterrada. Aterrada vive mi mente. Ay, Señora, no se me acerque tanto. Señora, aún no se sabe. Habrá que esperar que haya más información sobre este virus novel. Aterrada. Señora, yo también estoy aterrada. Necesito salir de aqui. Me refugio en las escaleras. Respiro.

Octava tarea y la más aterradora: Pase de visita en elpiso virulento Primero a vestirse con el ajuar pertinente: Guantes. Bata desechable. Cubiertas para los zapatos. Cubierta para el gorro que llevo cubriendo el pelo. Segundo par de guantes. Segunda bata. Segunda mascarilla. Cubierta para la cara. Tercer par de guantes. Respiro… ¿Cuántos muertos hoy? Respira. Estoy sudando. Tanto plástico me asfixia. Pero ¿cuántos muertos hoy? Aterrada. Al menos no tengo hijos que desamparar. Pero, ¿y mis padres? ¡Dios! ¡Quéno falte yo antes que ellos! Más alcohol. 

¡Y para colmo este paciente no tiene nada! Es sólo miedo al virus. Ni fiebre tiene. Estamos todos aterrados. ¡Y yo sudando! Aterrada. Quítenme esto. 

Novena tarea pandémica: Retirar el ajuar covidianodentro del cambiador improvisado. Remover el primer par de guantes, con las manos inclinadas hacia abajo para que el virus caiga al piso. Ahora a quitarse la bata externa, y el segundo par de guantes mientras la enfermera me baña con alcohol. Hacia abajo, que lo que haya caiga al piso. Remover el gorro y la cubierta facial. Más alcohol. Fuera las cubiertas de los zapatos. Ahora hay que remover la segunda bata y el tercer par de guantes. Y hacia abajo. ¡Qué lo malo caiga al piso! Más alcohol. Ahora un gasa humedecida con alcohol para limpiar el rostro, los párpados, los espejuelos, el cuello. Alcohol para disipar la duda, para disminuir la probabilidad de que el temido patógeno viral haya permanecido vivo y sobre mí. ¿Cuántos muertos hoy? Más alcohol. Sobre la ropa, los zapatos. Hasta que la humedad hace que el cuerpo tirite de frío. ¡Me quiero ir!

Décima tarea del día: tratar de disimular las ganas de escapar cada vez que suena por el viejo sistema auto parlante la temida clave verde en el piso covid. ¿Cuántos muertos hoy? Respira.

¿Y si pretendes que es la primera clave del día? No lo es. Creo que es la segunda. Respira… Sólo un par de horas más para salir del turno.

Undécima tarea: regresar al carro.

¿Estará el auto infectado? ¿Estará en mi bata, en mi ropa? ¿En el volante? ¿En la guantera? ¡No te toques la cara! Desinfectante. Mucho desinfectante. En las manos, en la cara, en todas las superficies del carro. De regreso a los programas radiales. Ahora todos son expertos en viremia, en estadística. Otra vez con el número de muertos. ¿Cuántos confirmados? ¿Cuántos probables? Ya empezaron los señalamientos. Ya empezaron las quejas. Si la gente supiera los pocos ventiladores disponibles. Si la gente supiera los muchos muertos. ¿Cuántos muertos? Respiro

Duodécima tarea pandémica: el ritual de remoción de la ropa posiblemente contaminada. Quitarse los zapatos dentro del área marcada. Rociar desinfectante. Minuciosamente desprenderse de la ropa, prenda a prenda y dejarla caer dentro de la lavadora. Sin tocarla. Adiós virus. Será hasta mañana cuando haya que repetirlo todo nuevamente. Taquicardia. El corazón pretende no querer salirse del pecho. Nauseas y dolor de cabeza. Respira… Maldita vocación que siempre se antepone al miedo y la frustración. ¿Cuántos muertos hoy? ¿Cuántos muertos mañana? Impotencia. Lágrimas. Catarsis. ¡Ampárame Dios y todos sus santos!