(San Juan, 1:00 p.m.) El gobernador de Puerto Rico de turno, Pedro Pierluisi anda en Washington hoy, hablándole al comité de recursos naturales [¿en serio?] de la Cámara de Representantes federal, sobre modificar la ley de Promesa y resolver el estatus de la isla. Su impulso sobre la estadidad, en momento que carece de apoyo real y evidente en Washington, se da por el alegado apoyo que manifestó el pueblo de Puerto Rico al tema en el referéndum de noviembre pasado. A penas un 52 por ciento de la población que participó en dicho evento, votó a favor de la estadidad.
Es momento de controlar a Pierluisi quien poco a poco va implementando un estado autoritario contra los más vulnerables, pobres, negros y mujeres, con el silencio de todos los sectores sociales de Puerto Rico. Ante este cuadro, todo indica que el gobernador tiene en algún sitio de su mente, un plan para una salida policiaca a la estadidad. Es decir, la estadidad autoritaria.
Nadie lo ha dicho o lo ha reconocido, pero en la política pública ejercida hoy contra los turistas, se repite continuamente por las pasadas semanas el dato que son los turistas negras, negros, obesos y de comportamiento no dominantes, contra los que el estado ha intervenido. Nadie ha protestado en contra. Por el contrario, se suman las voces para que el estado sea más fuerte contra dichos sectores sociales visitantes.
Pues bien, habrá que ver qué hace el gobierno de Pierluisi que controla a la Policía y el Departamento de Justicia. Lo cierto es que él no para de impulsar la estadidad, mientras ha comenzado a controlar el comportamiento de los más insignificantes en su lógica y en la narrativa nacional: los turistas negros y negras. Es momento de reaccionar. Pensemos.