Trump, Raulí, y la persecución benigna y maligna de las redes sociales

Justicia Social

(San Juan,12:00 p.m.)  Donald Trump ha vuelto a ser noticia en Facebook. Ahora la compañía de comunicación mediática y de redes sociales, lo acaba de remover permanentemente. Toda grabación que tenga su voz, será eliminada de dicha plataforma social.  Pese a que difiero con el expresidente Donald Trump, no puedo permitir que la censura de un monopolio de comunicación global, determine quien habla y quien no habla.  No lo puedo permitir. En particular, porque viniendo de los sectores históricamente excluidos y perseguidos, ayer vinieron por Trump, hoy vienen por mí.

Pero esto todo pasa, cuando en el día de ayer el Departamento de Justicia hace un referido del pasado secretario de hacienda, Raúl Maldonado, padre, por alegadamente haber firmado un contrato de naturaleza ilegal o contrario a la reglamentación.  El padre no ha dicho nada, pero el hijo, Raúl Maldonado, sí respondió, publicando un mensaje en Facebook.  Éste amenazó a todo aquél que se meta con su familia, de “tumbar” otras estructuras de gobierno.

Es decir, el nuevo verdugo nacional se llama Raúl Maldonado, hijo. Bajo amenaza, hoy esperamos todos que éste haga público información que de alguna forma obtuvo éste. Lo interesante, es que ante la amenaza que ha hecho a toda persona  que vive del o trabaja en el gobierno, nadie ha pensado que sea Maldonado hijo, un paladín en defensa de la democracia.  Es realmente hablando, un déspota con algo de información, que nunca explica si él, Sixto Jorge Díaz Colón, Jorge Pabón (el Molusco) entre otros participaron en un esquema de extorsión a nombre de la democracia y a beneficio de ellos. 

Lo interesante es que la censura que nos impone hoy Facebook, no es generalizada.  No es contra todos y todas que hablan bien o hablan mal de la democracia. Es contra aquellos que ellos, simplemente no toleran.

Es curioso, pero es momento de adelantar la democracia. No beneficiar a un sector en contra de otro.  Este tema del periodismo, la libertad de prensa y expresión, nos deja a todos y todas con muy mala vibra, en la medida que no se da cuenta que el capital beneficia a unos sectores y censura a otros.  Desde la izquierda y el independentismo, es importante poder exigir siempre democracia plena, sin censura y desde la pluralidad. Si no lo hacemos, mañana seremos nosotros los censurados. Pensemos.