(San Juan, 1:00 p.m.) El caso del asesinato de George Floyd que se esta desarrollando en Mineápolis, ha dado mucha información de como se ventila el odio en los EE.UU. El asesinato de este hombre llamado Floyd, simplemente responde al deseo de unos pocos hombres blancos de “castigar” a un hombre negro. Mientras, vemos como hombres negros y mujeres negras, de forma aleatoria, han castigado a personas asiáticas en Nueva York, y en el caso de Puerto Rico a una mujer en silla de ruedas llamada Cristina Rodríguez, el pasado mes de febrero de 2021.
En la actualidad los crímenes de odio van asumiendo múltiples configuraciones. No hay un prototipo exclusivo. Hay múltiples. El problema versa en transformar la cultura de odio. Hacer un cambio profundo para que los crímenes de odio, no sucedan.
En el caso de los EE.UU., nuestro poder colonial, la cultura del antagonismo que nos impuso el expresidente Donald Trump, no se ha ido con su partida el pasado 20 de enero. Hoy los EE.UU. es un país muy conflictivo, en términos de raza y etnicidad, y esto irradia el caso de Puerto Rico, donde también nos vemos afectados.
Por primera vez en la historia moderna de la isla, el turismo, nuestro cuarto renglón económico, se ha complicado y cuestionado por la población. El país por primera vez reclama regular de una forma u otra el turismo. Es momento de pensar cómo administrar esta industria, en particular al sujeto llamado turista. Pensemos.