La colonia desarrollada de Puerto Rico [y el imperio en atraso de Washington]

Política

(San Juan, 9:00 a.m.) Nadie le presta atención a los debates en los EE.UU. En particular a esos relacionados a la reforma electoral en dicho país.  Por alguna razón que desconozco, la reforma electoral en dicho país, la cual se hace por estado de forma individual, ha causado una controversia interesante en cuanto al juego de estrellas de las Grandes Ligas de Béisbol, en la cual como parte de un boicot contra el estado de Georgia, se sacó el juego de dicho estado.  Todo porque la nueva ley de Georgia, entre otras cosas, regula el voto ausente, exige que para votar por adelantado usted presente una identificación con foto, y delimita a término los días para votar por adelantado.

Es un chiste, pues todas esas medidas se han establecido en Puerto Rico bajo la vieja ley electoral, y bajo el Código Electoral del 2020.  Nada nuevo en la colonia.  Esta colonia, de estirpe profundamente conservadora y poca arriesgada, ya había actualizado en sus leyes electorales muchas de las  cosas que hoy se imponen en los EE.UU.  Pero, ¿ha escuchado usted a un político local asumir una posición a favor de Georgia?  No.  Si algo, en el oportunismo local el silencio se impone, o se consiente a los que el Partido Demócrata en esta controversia plantea:  boicot al estado de Georgia.

El colonizador es un sujeto terrible.  Pero igual de terrible es el colonizado.  En particular éste último asume que todo lo que le convenga para sacarle provecho a su relación colonial, es siempre bueno.  Por lo tanto el silencio cómplice o el apoyo indirecto a boicotear a Georgia se impone.

Lo que los boricuas podrían asumir, que sería novel, es el hecho que en la relación colonial, Puerto Rico es un lugar mucho más moderno que los EE.UU.  Que a partir de ese dato, Puerto Rico debería de aspirar en todo momento a su independencia y soberanía como forma de desarrollar un proyecto de país.  El colonialismo es insufrible. Pero aceptarlo es aún peor. Pensemos.