(San Juan, 1:00 p.m.) El gobernador de turno, Pedro Pierluisi, nos informó anoche que entrará en vigor el próximo lunes un nuevo toque de queda. Por este, volvemos a cerrar los negocios y actividades a las 10pm, mientras actividades de aglomeración humana, quedan prohibidas. Nada nuevo bajo el sol, aunque sí hay un cambio: luego de un año bajo un estricto control gubernamental a raíz de la pandemia, y luego de tener a sobre 1 millón de personas vacunadas, la politica pública hoy cree en el control de la población a partir del cierre y el encierro.
Esta nueva posición asumida en el pasado año, todo indica que no se ha de ir fácilmente. El país vive agobiado, y de repente todo encuentro en la calle, todo encuentro social o aglomeración humana, se torna en problema. Por lo tanto, lo fácil es “encerrar a la población”.
Lo interesante en las narrativas del encierro y del discrimen social, es que surgen nuevas categorías de discrimen. Nosotros contra ellos. Los boricuas frente a los turistas. Los boricuas, negros y blancas, contra los turistas afroamericanos. Son nuevas forma de una pandemia-fobia que han surgido en este momento.
Para todos, apoyar al gobernador en el cierre, nuevamente, del país y la sociedad, no es algo realmente sabio. Es una medida que se torna hoy fallida, para evitar los contagios. Mientras, se sigue vacunando a la población, la tendencia debería ser ir a la gradual apertura del país. Todo indica hoy, que de seguir la tendencia que los sectores conservadores nos imponen, y que asume el gobierno, los boricuas perderán a su ves el 2021. Pensemos.
El toque de queda eterno [¿Se hará permanente?]
