¡No a la estadidad! [aunque NBC la promueve]

Política

(San Juan, 9:00 a.m.) Esta mañana oyendo a NBC, una de las mayores cadenas de televisión de los EEUU, escuché a un comentarista decir que al final de esta década tanto Washington, D.C. y Puerto Rico se convertirían en estados de esa nación norteamericana.

El comentarista no era un cualquiera, era nada menos que Chuck Todd, anfitrión del programa Meet the Press, el más antiguo programa televisivo de entrevistas de EEUU. Se me ocurre que ni aquí ni en Puerto Rico sabemos la hora que es.

Por supuesto, Fox News, la emisora más incordia, conservadora y me atrevo a decir más racista y xenofóbica de EEUU, se opone a que Puerto Rico ni Washington, D.C. sea conviertan en estados, pero la verdad del caso, es que los medios principales norteamericanos tienden a ser liberales con otras nombradas excepciones como el Wall Street Journal.

Problema número uno: el Partido Republicano, esté o no en las manos del expresidente Donald Trump, se opondrá tenazmente aceptar que ninguna de estas jurisdicciones se conviertan en parte íntegra de la nación norteamericana, con representación plena en el Congreso, porque tanto Washington, D.C. y Puerto Rico serían estados  favorecedores del Partido Demócrata. Ayer la Cámara de Representantes, que controlan los demócratas, voto con una mayoría pequeña por un proyecto de ley para convertir en la capital de EEUU en estado. El resultado no tuvo el respaldo de ningún republicano. Ahora pasará el proyecto de ley al Senado, donde los republicanos ocupan 50 escaños de 100, no contando a la vicepresidenta Kamala Harris, que por mandato constitucional dirige el Senado.

La vasta mayoría de esa capital, poblada abrumadoramente por afroamericanos favorecen, de acuerdo a todas las encuestas, la estadidad.

Mientras tanto, en Puerto Rico el oficialista y pro-estadidad Partido Nuevo Progresista,  envalentonado por el resultado del último plebiscito en la que los puertorriqueños que decidieron participar votaron por una mayoría exigua escoger la estadidad. El plebiscito, que acompañó a las elecciones generales, se basada en la propuesta  Estadidad Si o No. Hay varias razones porque este resultado no debe de considerarse decisivo. Votaron en estos comicios menos gente que nunca y una ventaja que no llega ni a los tres puntos porcentuales de ninguna manera es decisiva.

La realidad es que Puerto Rico es un territorio en la quiebra y al momento sus finanzas son controladas por una junta nombrada por los Estados Unidos. El país logró, por la irresponsabilidad de sus líderes de gobierno, acumular un deuda de más de $70 mil millones para no hablar de un corporación pública de energía eléctrica que está  colapsada financieramente. Además, los gobiernos de  Puerto Rico en los pasados casi 30 años han mostrado una corrupción espantosa.

Hace tiempo que no hay un plan de desarrollo económico viable en la Isla. Esto no es poco decir.

Todo esto ante la realidad de que somos un país latinoamericano, cosa que los estadistas rehusan aceptar con su obsesión con la anexión.

Recibimos miles de millones de los Estados Unidos, y no los sabemos repartir. Tenemos un gobierno que no funciona, y eso no lo va a cambiar con la estadidad. ?Que congresista norteamericano va a votar por que un territorio quebrado poblado de gente que escasamente habla inglés se convierta en un estado? 

Xenofobia aparte en un Estados Unidos que está   batallando por controlar el flujo de latinos indocumentados en su frontera sureña, pedir la estadidad para Puerto Rico es un disparate. Como parte del ridículo que estamos haciendo se propone que vaya una comitiva a tiempo completo para cabildear por la estadidad a la capital estadounidense.

Para empeorar la situación, da la impresión de que el Partido Popular Democrático, el principal de oposición, no se decide sobre una propuesta para combatir el movimiento estadista. Total, lo más triste de todo este cuadro es que estamos tan divididos como siempre en nuestra historia. El “amor” por la estadidad se debe a los millones que nos envía el americano y no en ningún amor por los Estados Unidos ni los supuestos principios que “representa” su bandera. Nunca hemos podido desatarnos de la idea de que nos mantenga el americano. No se que mas decir.