Convivir

Política

¿Cómo unir esfuerzos, ideas, energías, para crear organizaciones, movimientos, que abran espacios de resistencia, lucha, creación de proyectos democráticos y solidarios, y transformación de la realidad, a la vez que desarrollen posibilidades de vida para los desplazados?

En un territorio país donde la mayoría de la población no tiene un trabajo formal, ¿cómo es que no existen organizaciones socio-políticas de los desplazados? Algo así como un Sindicato de Desempleados, u ONG’s de académicos y profesores part-time o sin empleo, que se dediquen a publicar investigaciones y trabajos críticos que se puedan usar como armas para transformar las políticas neo-liberales y la estructura colonial que nos estrangula.

Es decir, crear posibilidades de resistencia, creación y vida para todos(as) aquellos expulsados del universo salarial, y no quedarnos ‘buscando trabajo’ en las instituciones y lugares tradicionales donde las posibilidades de cambio, de empleo y condiciones dignas de creación son inexistentes. En muchos países donde ha habido revoluciones, reformas radicales y transformaciones sociales se puede ver que existen redes de organizaciones fuera de las instituciones tradicionales, como las organizaciones no gubernamentales, entre otras, que han sido un factor crucial del cambio. En Puerto Rico aun estamos en pañales en este sentido. No hay mucha práctica de crear nuevos espacios socio-políticos y de sustento económico como sí lo hay en otras latitudes.

Así surgirían varios centros de Derechos Humanos y Civiles con diversos enfoques: las mujeres, los niños, los afrodescendientes, la comunidad LGTB, inmigrantes. También surgirían Centros de Investigación urbana, donde se analice la ciudad desde perspectivas radicales y profundamente democráticas. O centros sobre economías solidarias, donde se desarrollen proyectos como mercados alternos de monedas temporales, trueque, u otras formas de intercambios. La lista es larga. Para esto hacen falta muchas cosas, sin duda. Una de ellas es subir las expectativas y esfuerzo social y político y bajar las económicas. En otras palabras, aumentar el compromiso con y la esperanza en la solidaridad, y no esperar hacerse rico haciendo este trabajo, aunque sí vivir de manera digna con un salario que lo permita. Esto crearía además otras maneras de compartir la vida y los recursos de forma que mucho de lo que antes se entendía como necesidad sería una molestia.

Hay mucho, muchísimo trabajo por hacer, y mucha vida por vivir, en compañía, solidaridad y alegría. Para esto, sin embargo, es imprescindible cambiar nuestros enfoques y marcos éticos-políticos y ser creativos. Romper con los encuadres neoliberales, individualistas y de competencia de todos contra todos y comenzar a unir esfuerzos, recursos e ideas para convivir y caminar juntos.